El maloliente ozono
Entre todas las preocupaciones por la fotocopiadora, la más común es el ozono que emite. El ozono nos protege de los rayos ultravioleta cuando se encuentra en la lejana capa de ozono, pero si está a nuestro lado, es un verdadero contaminante. Pesa más que el aire, tiene el olor extraño y es muy irritante a los ojos, vías respiratorias y la piel por su fuerte oxidación. Será una amenaza directa a la vida humana cuando la concentración en el aire llega a 5 ppm. Un contacto de largo tiempo también causará las enfermedades pulmonares. Pero no tiene la toxicidad reproductiva. La máxima densidad de exposición a corto plazo recomendada por el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) de EE.UU. es 0,1 ppm.
En 1991, el NIOSH llevó a cabo una investigación a las fotocopiadoras de una iglesia y descubrió que la concentración de ozono queda 0,01 a 0,05 ppm a la altura humana pese a que la del escape de las fotocopiadoras es 0,56 ppm. Es un nivel bastante bajo que el recomendado, y apenas se puede oler. Así que no constituye daños reales para el cuerpo humano.
Partículas flotantes
Además del ozono y los compuestos orgánicos volátiles, la fotocopiadora en funcionamiento también emite de vez en cuando cierta cantidad de volvos. Los con gran diámetro se asientan y los pequeños se convertirán en partículas respirables suspendiendo en el aire. Entre dichas partículas existe el tóner, que contiene el carcinógeno negro de carbón, de nivel 2B clasificado por IRAC (el café y el kimchi de Corea pertenecen al mismo nivel), por eso preocupa a la gente. No obstante, hasta el momento la mutagenicidad del negro de carbón sólo ha sido confirmada en las pruebas de bacteria, y no se han encontrado las evidencias de que causa el cáncer del ser humano.
No obstante, las investigaciones en los últimos años han traído las noticias malas: en estos polvos hay probablemente las “partículas submicrométricas”, cuyo diámetro es menos de 1µm. Son tan pequeñas que pueden atravesar la barrera del sistema respiratorio de la gente y llegar a los alvéolos pulmonares y los vasos sanguíneos. Expuesto a la alta concentración durante largo tiempo, aumentará significativamente la incidencia de enfermedades pulmonares y cardiovasculares, como el asma y la apoplejía. Estas partículas son PM2,5, que preocupa mucho a la gente en estos últimos años.
Debido a que apenas hemos comenzado a investigar y prestar atención a PM2,5, existe ahora una sola regla al respecto de la emisión de las fotocopiadoras, que es “la emisión de polvos no debe ser superior a 4 mg por hora”. Todavía no hay un límite de emisión específico sobre el PM2,5. En otras palabras, son irregulares las emisiones de PM2,5, el material “más nocivo”, de las fotocopiadoras.
Hasta el momento, no hay evidencias que indican la causalidad exacta entre el uso normal de las fotocopiadoras y el daño a la salud humana, que incluye la salud reproductiva. Pero según las investigaciones, las fotocopiadoras son una fuente potencial de la contaminación del aire bajo techado. Así que la atención a la calidad del aire alrededor de las fotocopiadoras en la oficina es una opción prudente y responsable para la salud de todas las embarazadas y los demás.
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