(Por Global Times)

Los Juegos Olímpicos llegaron a su fin y China conquistó 87 medallas hasta la celebración de la conferencia de prensa. Sin embargo, han aflorado sentimientos complicados. Uno de ellos es que la actitud de Occidente hacia China no fue tan cálida como la nuestra hacia Occidente hace cuatro años.

Varios deportistas chinos que ganaron medallas recibieron un tratamiento injusto, lo que ha causado el gran descontento del público chino.

Los chinos saben que Occidente domina la opinión pública internacional. Los atletas chinos no son tan activos como los extranjeros a la hora tramitar las quejas. La mayoría de los medios de prensa chinos se contienen. Muchos deportistas chinos equiparan el auto-control con la mente abierta.

Quizás no deberíamos preocuparnos por el injusto tratamiento recibido por los atletas chinos en Londres. No necesitamos perder la compostura por cosas insignificantes.

Pero mientras el pueblo británico celebra sus victorias doradas a lo largo y ancho del país, y los presidentes de algunos países se felicitan por los éxitos de sus deportistas, nosotros nos decimos una y otra vez que “el espíritu olímpico es lo más importante”.

¿Por qué nuestros medios de comunicación son tan tímidos a la hora de expresarse y siempre intentan encontrar una disculpa para el maltrato del que hemos sido víctimas?

Los chinos están muy lejos de mirar a los países desarrollados con la misma mentalidad. Todavía nos falta la confianza para expresar plenamente sentimientos como alegría, ira, pesar y felicidad. Además, nuestra contención cultural heredada también nos impone cierta restricción.

Estas son las razones prácticas por la que los deportistas chinos reciben un tratamiento más injusto. China fue el país con más medallas de oro en el medallero de los Juegos Olímpicos de Beijing. En el caso de los equipos chinos, los árbitros y la opinión pública tienden a aplicar las reglas y regulaciones de manera más estricta.

Occidente casi siempre adopta una actitud crítica hacia China. Y la arena olímpica, donde la justicia es la palabra de orden, no es la excepción. Debemos tener la valentía de pelear por nuestros intereses. Tener confianza no significa que debemos auto-limitarnos todo el tiempo y que no nos importa perder lo que no debemos.

China aboga por el cumplimiento de las prácticas mundiales universales. Sin embargo, no debemos caer en la trampa de vernos obligados a quejarnos por cada práctica. Y lo más importante, no debemos convertirnos en enanos espirituales frente a los países desarrollados.

Los Juegos Olímpicos son una plataforma en la que el pueblo chino puede ampliar sus horizontes. El espíritu olímpico de competición y unidad solo puede materializarse a través del proceso de reunión de los intereses en conflicto. No necesitamos ser excesivamente precavidos, como si estuviéramos caminando por el filo de una navaja.

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