El anciano ha olvidado casi todos los detalles de la guerra y solo recuerda sus nombramientos, nombres de los oficiales y las tres batallas que peleó en Birmania. Su esposa murió hace tres años y actualmente vive solo. Sus dos hijas contrajeron matrimonio con hombres de otras ciudades.
El abuelo todavía trabaja todos los días en su paupérrima finca. Lo que cosecha apenas le alcanza para comer.
La batalla más memorable para él fue la librada en Longling. Peleó cuerpo a cuerpo con bayoneta contra los soldados japoneses y fue herido en un hombro por el enemigo. Asegura que mató a dos soldados japoneses en aquel combate. Entonces, fue enviado al hospital del ejército de Estados Unidos en Mangshi y un médico estadounidense limpió con un pedazo de gaza la herida en su hombro y finalmente ésta sanó. Allí aprendió algunas expresiones sencillas en inglés que todavía hoy puede pronunciar.
Después de que le dieron el alta del hospital, no pudo encontrar a su ejército cuando Japón se rindió. Por lo tanto, se subió al tren junto con los demás soldados heridos con destino a Zunyi, en la provincia de Guizhou, y desde ahí siguió camino a su natal Sichuan.
Para preparar su cena tiene que ir a la cisterna por agua. Jintang, su pueblo natal, es el lugar más seco de Sichuan. La cisterna está a dos metros de profundidad y solo almacena el agua potable.