(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Según el Informe Hurun, basado en las entrevistas individuales realizadas de mayo a septiembre pasados a 980 personas de 18 ciudades del territorio continental de China, cuyos activos netos superan los 60 millones de yuanes (9,5 millones dólares), un 14 por ciento aseguró que había explorado la posibilidad de irse al extranjero o, incluso, había hecho ya la solicitud para marcharse a otro país, y un 46 por ciento afirmó estar planeando emigrar dentro de tres años. Todos ellos señalaron como principal causa de su decisión el interés por procurar una educación de mayor calidad a sus hijos.
Tal mentalidad se ha traducido en un creciente número de jóvenes chinos estudiando en otros países.
Pero para ser justos, nuestras escuelas primarias y secundarias son líderes mundiales por los contenidos que imparten. El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes mostró el año pasado los logros de nuestra educación. Los adolescentes de Shanghai que fueron examinados en ese programa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) demostraron estar muy por adelante de los chicos de su misma edad de otros 64 países, incluyendo Estados Unidos, en lectura, matemáticas y ciencias.
¿Entonces por qué la educación en China deja mucho que desear para los padres ricos?
Los niños chinos no tienen ni voz ni voto sobre lo que estudian. Por lo general ellos aprenden de memoria y son obligados a estudiar los temas que se supone les ayudarán mejor en los exámenes de las escuelas de grado superior, especialmente en los exámenes de ingreso a la universidad.
Investigaciones llevadas a cabo por el Centro de Investigación de los Jóvenes y Niños de China muestran que más de la mitad de los alumnos de la enseñanza secundaria hacen horas extras de estudios y no duermen lo necesario. Y más del 70 por ciento de los estudiantes en las escuelas primarias y secundarias toman clases de tutoría después de terminar la jornada lectiva normal, lo cual es considerado como una carga pesada para los niños.
Esta situación convierte a algunos padres en demonios como el “Padre Lobo” Xiao Baiyou de la provincia de Guangdong, que apoyó el aprendizaje de sus hijos con abusos verbales y violencia física. Xiao no palidece cuando se le compara con la estadounidense de origen chino Amy Chua, conocida como “Madre Tigresa” por cómo ha educado a sus hijos, siguiendo la tradición china. Él está satisfecho con la forma en que ha criado a sus cuatro descendientes, tres de los cuales ha conseguido que entren en la Universidad de Beijing, una de las más prestigiosas de China.
Tales métodos de estímulo del aprendizaje de los niños, asustan lo suficiente a los padres chinos que poseen el dinero necesario como para elegir escuelas extranjeras para educar a sus hijos.
Siempre y cuando la educación orientada a los exámenes continúe, los padres encontrarán en el extranjero una mejor manera para educar a sus hijos.
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