Pesa sobre la península el famoso reglamento que prohíbe la entrada de mujeres desde el año 1060. En este universo únicamente masculino que es el Monte Athos, no se permite ni siquiera la entrada de animales hembra, mucho menos las fotos, cuadros o cualquier material relacionado con las mujeres.

“¡Si una sola mujer ya podia estorbar el jardín del Edén, también bastaría con una sola para destruir todo el Athos!”, así se explica un monje de barba larga. Los religiosos de aquí son eruditos. ”La vida de aquí es tranquila, sin molestias ni vanas preocupaciones. La gente de aquí tiene una vida más larga que en cualquier otro sitio del mundo. ¿Y para qué necesitamos a las mujeres?”.

Los más de 900 monjes fueron llevados a la península desde su nacimiento, por lo tanto nunca han visto a mujeres. No tienen radio, ni televisor, ni teléfono, telégrafo o periódico. Lo único de lo que disponen en su vida es un automóvil. Igual como ellos, los habitantes de la península también llevan una vida ascética, que implica la abstinencia de todo tipo de entretenimientos, cantar o fumar. Todos comen el pan casero.

Ahora, este mundo misterioso comienza a abrir sus puertas a los visitantes. Cada día 20 hombres extranjeros (no griegos) podrán acceder al Monte. Tienen que ser mayores de 18 años y no pueden llevar con ellos ningún animal hembra. Antes de entrar, todos ellos deben someterse a un cacheo especial por parte de los policías para evitar que mujeres disfrazadas se introduzcan en el lugar...

Caminar es la mejor y única forma de viajar por el Monte Athos, ya que casi todos los monasterios se contruían sobre los acantilados y se cierran prontamente al atardecer. Por eso, el mismo viaje de turistas puede ser un retiro espiritual.