La Fiesta del Doble Siete, que cae en el séptimo día del séptimo mes del calendario lunar, es una fiesta tradicional llena de romanticismo. Normalmente cae en agosto del calendario gregoriano. Esta fiesta se celebra a mediados de verano cuando la hierba y los árboles tienen un verde intenso. Por la noche cuando el cielo está lleno de estrellas, la gente contempla la Vía Láctea que se extiende de norte a sur. En cada uno de sus lados, hay una estrella brillante. Sus nombres son el “Pastor de vacas” y la “Doncella que saluda”, y sobre ellas existe una bonita historia que se ha transmitido de generación en generación. Hace mucho tiempo, había un hombre muy honesto y bueno que se llamaba Niu Lang (el pastor de vacas). Sus padres murieron cuando era sólo un niño. Más tarde, su cuñada lo echó de casa y tuvo que ganarse la vida criando animales y cultivando la tierra. Un día, una hada del cielo, Zhi Nu (la doncella que saluda), se enamoró de él, por lo que vino secretamente a la tierra y se casó con él. Llevaron una vida feliz y tuvieron un hijo y una hija. Desgraciadamente, el Dios del Cielo descubrió lo que había sucedido y ordenó a la Reina Madre de los Cielos del Oeste que trajera de vuelta a la doncella. Con la ayuda del ganado celestial, el pastor voló al cielo con su hijo y su hija. Cuando estaba a punto de reunirse con su mujer, la Reina Madre se sacó una de sus horquillas de oro y creó un rayo que separó para siempre a la pareja. Sin embargo, su lealtad impresionó a las urracas que construyeron un puente para que pudieran cruzar el rayo y reunirse una vez más. A partir de entonces, la Reina Madre les permitió reunirse el día séptimo del sétimo mes lunar. Por lo que el día de su encuentro se llama “Qi Xi” (doble siete). El origen de la fiesta se remonta a la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.). Documentos históricos de la dinastía Jin Oriental (371-471 a.C.) mencionan la fiesta, mientras que informes de la dinastía Tang (618-907) hablan de un gran banquete que el emperador Taizong celebró con sus concubinas con motivo de la fiesta. Hoy en día, aún se pueden ver estas costumbres en las áreas rurales, pero en las ciudades la tradición prácticamente ha desaparecido. Sin embargo, la leyenda ha arraigado en los corazones de la gente. En los últimos años, en especial los jóvenes urbanos lo celebran como el día de San Valentín. Como resultado, los comercios se llenan de productos relacionados con la alegría y el amor.
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