Este viernes se lanzaron al mar dos balsas similares a las utilizadas por culturas preincas en el principal puerto de Perú, Callao, para una travesía de 5.000 millas náuticas (9.260 kilómetros) con destino a la isla de Pascua, Chile, en el Pacífico sur.
El viaje "Kon Tiki II", de carácter científico, se enmarca en homenaje a los 68 años del periplo de la balsa "Kon Tiki-I", nombre en homenaje al dios incaico Viracocha, comandado por el investigador noruego Thor Heyerdahl.
El "Kon Tiki-I" partió del mismo puerto en 1947, arribó a la Polinesia, pero por la línea ecuatorial, con el afán de demostrar que desde tiempos precolombinos existió un mutuo conocimiento entre América del Sur y los Mares del Sur.
A diferencia de la primera travesía, en esta ocasión se prevé el retorno de la isla de Pascua al Callao con la posibilidad de esclarecer si también lo hicieron los antiguos peruanos.
En esta oportunidad, la expedición la encabeza el periodista noruego Torgeir Higraff y las dos embarcaciones "Túpac Yupanqui", nombre del décimo emperador inca, y "Rahiti Tane", lengua austronesia, estarán comandadas por sus connacionales Oyvin Lauten y Kari Skar Dahl, respectivamente.
En la tripulación figuran 14 personas, cuatro mujeres incluidas, de nacionalidades peruana, noruega, rusa, chilena, neozelandesa y mexicana.
Las balsas fueron construidas en los astilleros del Servicio Industrial de la Marina (SIMA) de la Armada Peruana (AP), cada una de ellas siete metros de ancho y 17 metros de eslora, con una capacidad de carga de 20 toneladas.
Para su construcción se recurrieron a grabados y testimonios que se conservan de las embarcaciones prehispánicas, replicadas en la "Kon Tiki I"; con troncos traídos de la selva ecuatoriana de Quevedo, así como cañas y esteras de juncos que forman las cabinas donde descansarán los tripulantes.
La alimentación de los tripulantes estará basada en patata seca, chuño, charqui (carne de alpaca seca), carne de res y pescado seco.
Las naves serán impulsadas con la fuerza del viento, sin necesidad de remos o motor, y tendrán una suerte de timón ("waras"), tablones de madera que se introducen desde la balsa al agua y según el giro que se les dé marcan la dirección de navegación.
Las embarcaciones, a diferencia de las originales, contarán con comunicación satelital y radiobaliza (transmisores para su localización), con la finalidad de que las autoridades marítimas de Perú y Chile las puedan monitorizar.
Los expedicionarios intentarán ratificar la versatilidad del sistema de navegación y verificarán el grado de contaminación del océano Pacífico, a la par de contribuir con el sistema global de observación de mares, entre otras investigaciones, además de demostrar que los antiguos peruanos conocían del arte de la navegación.
"Hay una corriente de mar entre Latinoamérica y la isla de Pascua, donde se dice que es el basurero del mundo, porque se concentran los desechos de los barcos que pasan y es como una isla de basura. Así que vamos a estudiar cuánto plástico hay por kilómetro cuadrado", dijo el tripulante chileno-noruego Esteban Contreras.
"Mi misión es de todo un poco. De montaje de los paneles solares, que tengamos suficiente electricidad, vamos a tener baterías dentro de los troncos, que nos van a dar suficiente energía, donde podremos usar todo el implemento científico", agregó.
La fecha de partida de la expedición está programada para los primeros días de noviembre, según el término de la implementación de las balsas y de las condiciones climáticas.
La travesía, de ida y vuelta, durará unos dos meses y cuenta con el apoyo del Instituto Thor Heyerdahl de Noruega, de la Universidad de Tecnología y Ciencias de Noriega y del Instituto Noruego de Recursos Acuíferos. F