El gobierno brasileño calculó hoy en 50.000 millones de reales (unos 19.500 millones de dólares) el costo para la aplicación del programa Banda Ancha para Todos, una de las promesas de la presidenta electa Dilma Rousseff durante su campaña electoral.
El gobierno pretende universalizar el acceso a internet de alta velocidad en todo el país hasta 2018, según informes del ministro brasileño de Comunicaciones, Paulo Bernardo, quien señaló que 47 por ciento de los domicilios brasileños ya disponen de fibra óptica, lo cual permite la oferta del servicio de banda ancha veloz.
La propuesta de la presidenta de Brasil es llevar la misma infraestructura a 45 por ciento de las casas, con el fin de alcanzar el 92 por ciento de las viviendas de todo el país.
Según Bernardo, serán necesarios 10.000 millones de reales (3.900 millones de dólares) en inversiones en la red de fibra óptica de las ciudades, además de otros 40.000 millones de reales (15.600 millones de dólares) en tecnologías para que el servicio de banda ancha alcance las viviendas.
La intención del gobierno brasileño es que de estos 50.000 millones de reales sólo una parte sea pagada por el Ejecutivo y el resto se cubra mediante acuerdos con empresas privadas para aplicar el programa, mediante subastas.
Las empresas ganadoras de la subasta serán responsables de la construcción de las redes, con el derecho de explotar el servicio.
Durante su campaña electoral, Rousseff prometió llevar la banda ancha de internet a 90 por ciento de los municipios brasileños, así como aumentar la velocidad promedio a 25 megabites por segundo y duplicar el número de conexiones, de 150 millones a 300 millones hasta 2018. F
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