En el altiplano, que está a más de
seis mil metros de altura sobre el nivel de mar, donde la cantidad
de oxígeno sólo ocupa el 40% de la del terreno llano, la velocidad
de los antílopes llega inesperadamente hasta 80km/h. Pero en
realidad, ellas ni son fuertes al galopar ni pretenden serlo.
Los antílopes, una especie en
peligro de extinción, viven en la Meseta de Qinghai-Tíbet conocida
como el techo del mundo, su único hábitat. ¿Cómo sobreviven
consumiendo las plantas arbustivas bajas y escasas de la
altiplanicie? ¿Por qué pueden correr tan rápido a una velocidad que
oscila entre los 80-100 km/h en la meseta, donde el volumen de
oxígeno en la atmósfera sólo es el 40% de la tierra plana? ¿Cómo
mantiene su piel que posee alta resiliencia y brillo raso como el
satén, y que además la protege muy bien contra las heladas? ¿Por
qué hacen una migración de larga distancia durante el período de
gestación? ¿Cómo llevan los antílopes madres a los hijos recién
nacidos atravesando montañas nevadas y resistiendo corrientes
impetuosas hasta volver a su hábitat?
Todos estos enigmas mencionados
anteriormente llaman poderosamente mi atención.
En años recientes hemos recibido
noticias tanto místicas como estremecedoras acerca de este animal:
primero viene esta noticia “un mantón pasa por un anillo--el
‘shatoosh’ de cachemira de gamuzas estuvo de moda durante un tiempo
entre los occidentales”; luego “las ganancias exorbitantes
provocaron la caza desmedida y millares de gamuzas fueron
sacrificadas con el uso de escopetas”. Y después “para socorrer las
especies en peligro de extinción, proyectos y propaganda por todo
el mundo dedicadas a la protección de gamuzas se realizan sin
cesar”. Pero hasta el momento casi no se conoce nada sobre esta
especie, lo que justamente aumenta su matiz místico.
A raíz de estos interrogantes y
dudas, acudo al investigador asistente Li Weidong, quien participa
en la investigación de gamuzas desde hace muchos años. Este señor
me relata lo siguiente:
En el verano de 1998, Li Weidong y
sus colegas realizaron una serie de investigaciones sobre gamuzas
en la reserva natural de la Montaña Altun en Xin Jiang. Para su
asombro, el primer encuentro con su objeto de estudio fue con siete
cuerpos muertos de gamuzas hembras que habían sido desolladas
recientemente, y no con ejemplares vivos.
Al entrar en el paso de Shuangchakou
del barranco del Pico Muzitage a 6.973 metros sobre el nivel de
mar, ellos divisaron a lo lejos que grupos de buitres revoloteaban
en el cielo y supusieron que más adelante encontrarían una tremenda
desgracia. Efectivamente, había ocurrido una tragedia: siete
gamuzas hembras yacían en el suelo desolladas, de las cuales
algunas estaban preñadas. En la tierra habían casquillos por
doquier, incluso dos balas todavía permanecían insertadas en el
peine de cartuchos, lo que indicaba que los cazadores furtivos se
habían retirado hacía muy poco. Posteriormente, lograron descubrir
que los bandidos huyeron por el camino que conducía a la mina de
oro.
Ese día, sucesivamente encontraron
706 cadáveres de manera similar, los cuales fueron examinados para
obtener más datos. En vistas de que no contaban con medios para
autenticar y certificar la edad de los antílopes, se tomó una
muestra de dientes de diferentes edades y se estimó que la gamuza
mayor tenía siete años. La tasa de hembras gestantes (el índice de
embarazo) en ese año era sólo del 32%.
Casi todas los antílopes asesinadas
eran hembras excepto un macho pequeño. Ellas llevaban a sus hijas
al lugar fijo de reproducción en donde han nacido sus descendientes
de generación en generación. Ésta ha sido siempre su zona de
convergencia y de paso cada verano. Li Weidong expresó que el
período de reproducción de la gamuza tiene lugar entre el 25 de
junio y el 3 de julio de cada año, aunque en casos excepcionales se
adelanta o posterga.
Al terminar el período de
reproducción anual, los grupos de gamuzas vuelven a su hábitat y se
dispersan. Después de ese momento es muy difícil seguir su rastro,
aún en un automóvil por muchos kilómetros. Por consiguiente, el
período de migración de larga distancia seguramente constituye una
oportunidad inigualable para los cazadores furtivos.
Li Weidong me relató que en 1999
ellos descubrieron 901 restos de gamuzas hembras en la zona
protegida de la Montaña Altun; midieron el peso y longitud de los
cuerpos y examinaron la dentadura de cada una, además analizaron el
pasto que habían ingerido. Según las estadísticas, ese año la tasa
de hembras preñadas en grupos divididos por edades fue del 28%. La
disminución de esta tasa evidencia el cambio de esta especie
causado por la caza furtiva y la influencia de las actividades
humanas como la exploración de oro. En 1999 los antílopes se
encontraban en el período de más alto riesgo de extinción.
¿Por qué los antílopes se reúnen
cada invierno en grandes manadas, maravillosa temporada de
apareamiento, y con qué motivo hacen una migración tan larga y
difícil cada verano? Todas las hembras madres acuden hacia el valle
al pie del Pico Muzitage recorriendo miles de kilómetros desde Hoh
Xil en Qinghai, desde Qiangtang de Tíbet, desde la Montaña de
Altun. Curiosamente en ese lugar no hay prados fértiles, sólo
crecen pequeñas espesuras de hierbas de menos de dos centímetros de
altura, tales como distintas legumbres de tierras altas (legumbre
de flor de color violeta, legumbre en forma de hoz) y ciruelo de
tallo bajo; en algunos sitios sólo existen unos pocos arbustos de
muy baja altura, como la tuya oriental “Shuibaizhi” y briofitos. En
comparación con el lugar de apareamiento de prados fértiles de 20
centímetros de altura, el lugar elegido por las madres para el
nacimento de las críias, resulta triste y melancólico.
Sin embargo en este recorrido, ya de
por si muy difícil y penoso, ellas probablemente sufran el ataque
humano. Los antílopes embarazadas corren desesperadamente rehuyendo
las balas de cazadores furtivos.
“De generación en generación esta
especie pasa su vida viajando posiblemente para evitar la invasión
del ser humano o evitar otros peligros. Todavía no conocemos el
motivo verdadero. Esperamos fervientemente que se descifre cuanto
antes este enigma”. Li Weidong continuó: “muchas personas hablan
con gran interés y entusiasmo de la habilidad que tienen los
antílopes de correr a la asombrosa velocidad de 80 km/h, incluso de
100km/h en la meseta, donde en la atmósfera el volumen de oxígeno
es sólo del 40% en la planicie. En realidad, ellos no pretenden ni
son fuertes al galopar, sólo lo hacen para salvarse y prolongar la
especie y en ello gastan toda la energía. Si no fueran perseguidas
por fotógrafos en automóviles o por cazadores furtivos, no podrías
presenciar la escena en la que corren con mucha rapidez. Comúnmente
se las ve alimentándose, bebiendo o paseando tranquilamente. Cuando
los autos se acercan las madres se aproximan hacia ellos
inicialmente para atraer su atención. No creas que ellas danzan
para darte la bienvenida, en realidad lo hacen con el objetivo de
proteger a los hijos permitiendo que éstos huyan”.
En la revista Geografía Nacional de
China, edición número siete de este año, veo una fotografía muy
grande que cubre dos hojas completas y se extiende a una tercera en
la que el fotógrafo Cheng Weidong unió siete negativos continuos
donde se muestra un grandioso espectáculo sin precedentes: en el
verano del año 2000, miles de gamuzas posan majestuosamente en su
camino de regreso a Qiangtang.
“Quizá ellas descienden del lado
norte del Pico Muzitage”. dijo Li Weidong, quien incluso calculó
con cuidado el número de todas los antílopes en la foto con su
computadora--- en total 2.044, de las que 550 eran crías recién
nacidas. Según el análisis de los expertos, la tasa de natalidad
del año 2000 ascendió hasta un 36.81% indicando la exitosa
aplicación de las medidas de protección.
El 30 de junio de 2003, cuando Li
Weidong, Huang Xiaowen y sus colegas llegaron hasta una pradera
amplia delante de una gran capa de hielo del Pico Muzitage, notaron
que unos miles de gamuzas, madres e hijos (presentes en la foto al
lado del título), paseaban calmadamente por la pendiente y el ancho
barranco. Extendiendo la vista se veían esparcidos como estrellas
en el cielo despejado de la noche. Según los cálculos, en aquel
entonces las 12.000 gamuzas de esta zona, tanto mayores como
menores, superaron su período de cuidado parental. En este año
ellos no encontraron indicios del ataque de cazadores furtivos.
Aparte de este barranco abierto del
Pico Muzitage en Xinjiang, el Lago de Zhuonai situado en el centro
de Hoh Xil en la provincia de Qinghai también es un lugar de
reproducción de gamuzas según la foto hecha por Liu Yujun de la
Estación de televisión de Shenzhen.
Los zoólogos famosos del mundo D.
Chael y D. William Bill, los científicos chinos Feng Zhajian, Gu
Jinghe y Gao Xingyi y el explorador de Hong Kong Huang Xiaowen se
adentraron en el hábitat de los antílopes para realizar
investigaciones. Sin embargo ninguno de ellos se asentó en el lugar
para hacer un estudio sistemático y profundo; por consiguiente
hasta ahora no han logrado obtener una conclusión lo
suficientemente contundente para ser aprobada. Aunque la Fundación
Internacional de la Protección de Animales Salvajes (IFAW) y la
Asociación de Expediciones de Hong Kong han financiado
continuamente estos años la investigación científica y la
protección de los antílopes, todavía no hay éxitos porque el
receptor no ha elaborado un plan sistemático y completo de la
investigación científica ni organizado un grupo perfecto de
científicos.
Al final Li Weidong me habló de una
clásica foto tomada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF)
en 1988, que muestra el aire marcial y grandioso de cantidades de
gamuzas machos en los alrededores del Lago de Achic en el interior
de la zona protegida de la Montaña Altun. “En la actualidad no
podríamos disfrutar de este espectáculo porque se está llevando a
cabo la explotación de una mina de oro. No queda allí ninguna
gamuza”.
(CIIC)