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¿Cuánto tiempo podrán los Antílopes Tibetanos sobrevivir al borde de la extinción?

En el nacimiento del río Changjiang (Yangtsé), se halla una vasta región llamada Hoh Xil, con una superficie de 45.000 km2. Éste es el hábitat de las gamuzas, considerado antaño la zona despoblada más extensa y la reserva natural con el entorno ecológico mejor conservado de China así como el paraíso natural de este animal. Sin embargo, todo esto es ya únicamente un hermoso recuerdo del pasado, porque Hoh Xil ha dejado de ser una tierra tranquila y el aire puro huele a la sangre de miles y miles de gamuzas víctimas de la captura y matanza de los cazadores ilegales.

En junio de 1998, un grupo de investigadores, con sólo entrar en la montaña Altun, encontró un cementerio de gamuzas, donde se hallaron los restos mortales de 29 animales de este tipo, incluyendo los de 15 cachorros. Los buitres ya habían devorado sus cuerpos y entrañas, y en el vasto desierto sólo quedaban las huellas dejadas por los cazadores ilegales. El mismo día, un poco más tarde, los investigadores descubrieron indignados otros once lugares de matanza.

En julio de 1997, Wang Pujun, un militar retirado y gran aficionado a la caza entró en la región de Hoh Xil. Un campesino local le comentó que en una sola noche un cazador podía matar hasta 600 gamuzas, todas hembras y cachorros, y que en lugar de escopetas, se recurría a venenos, que no sólo mataban a las gamuzas, sino también a sus enemigos naturales, los lobos y los zorros. Ante esta situación, Wang Pujun abandonó la idea de la caza y tomó la decisión de incorporarse a los voluntarios de la “Estación de Protección de la Naturaleza Suonan Dajie”.

Suonan Dajie, que sacrificó su vida para proteger las gamuzas, era en vida secretario del comité de trabajo del oeste del Partido Comunista de China del distrito de Zhiduo. Había rescatado 2.000 piezas de pieles de gamuzas y cayó muerto a los cuarenta años en un tiroteo contra los cazadores ilegales. Posteriormente, su cuñado Zhaba Duoer organizó el “Equipo del Yac Salvaje”, patrulla popular protectora de Hoh Xil. En el plazo de cuatro años los miembros del equipo confiscaron 3.500 piezas de pieles de gamuzas.

La “Acción N.º 1 de Hoh Xil”, emprendida el 14 de abril de 1999, fue la primera acción de gran envergadura que organizó el Gobierno para luchar contra la caza ilegal después de la fundación de la República Popular China en 1949. El éxito de la acción fue evidente, pues se capturaron varios miles de pieles de gamuzas. Sin embargo, poco tiempo después se dieron nuevos casos de caza ilegal: 800 gamuzas hembras en período de lactancia fueron muertas y 30 bandidos atacaron a los miembros de un equipo investigador del caso. Durante las seis horas que duró el enfrentamiento armado, ambas partes se lanzaron a un tiroteo sin descanso.

De acuerdo con unas estadísticas incompletas, de 1984 a 1992, los animales salvajes en la región de Hoh Xil se redujeron en cientos de miles y el número de gamuzas víctimas de la caza ilegal llegó a un promedio anual de 20.000 animales. Hasta la fecha, la población de gamuzas supervivientes en la zona sólo es aproximadamente de unas 20.000. A pesar de ello, los cazadores ilegales no han cesado en ningún momento sus cazas desenfrenadas. Los datos recogidos desde finales de los años 80 hasta comienzos de la década de los 90 revelan que en el invierno de 1986 en la parte suroriental de la provincia de Qinghai, había unas 0,2-0,3 gamuzas por cada kilómetro cuadrado, y en 1991 en la parte este de la reserva natural de Qiangdang la proporción era de 0,2 gamuzas por kilómetro cuadrado, pudiéndose ver grupos de 2.000 animales de este tipo. Según una encuesta hecha en 1994 en la montaña Kunlun, Xinjiang, la cantidad de gamuzas en esta zona era de 43.700 aproximadamente. Según un experto dedicado durante años al estudio de los animales salvajes de la meseta de Qinghai-Tíbet, en el año 1995 la cantidad total de gamuzas se había reducido bruscamente del millón a unas 50.000 o 75.000, cifra que seguía registrando un continuo descenso. En los últimos años ya no se pueden encontrar a grupos de más de 2.000. En muchos lugares donde vivían en grupos compactos, ahora sólo se pueden ver unas cuantas gamuzas aisladas. Sin embargo, la acción contra la caza ilegal sólo se limita a la confiscación de pieles, sin que se pueda dar solución definitiva al problema. Los recursos humanos, financieros y materiales del Estado no son suficientes en estos momentos para evitar que las gamuzas sigan cayendo víctimas de la matanza. La gente se pregunta: si esta situación sigue así, ¿cuánto tiempo podrán sobrevivir las 50.000 gamuzas del mundo, que se encuentran al borde de la extinción?

Los beneficios económicos exorbitantes son el factor que provoca la sed insaciable de los cazadores ilegales, quienes están en condiciones de conseguir avanzados equipos y armas para matar de modo desenfrenado a las gamuzas. En 1992, los productos hechos con lana de gamuza llegaron incluso a dos toneladas, cantidad equivalente a las lanas sacadas de 13.000 gamuzas. Los cazadores ilegales, motivados por los altos beneficios, están vendiendo estos productos a otros países.

Según las estadísticas incompletas, desde 1990 hasta la fecha, los organismos de seguridad forestal de China han descubierto más de cien casos de caza ilegal de gamuzas. Han capturado 17.000 pieles íntegras, 1.100 kilos de lana, 300 armas de fuego, 150.000 cartuchos y 153 vehículos, han arrestado a cerca de 3.000 sospechosos de crimen y han dado muerte a tres cazadores ilegales.

En la historia del mundo, se ha producido la extinción de especies de flora y fauna en cinco ocasiones, todas provocadas por desastres naturales. Hoy, el planeta donde vivimos se enfrentará a una nueva extinción de especies, que en lugar de ser provocada por una fuerza mayor, será causada por el propio ser humano. Investigadores de la Universidad de Tennessee prevén que el 50% de las especies de flora y fauna de toda la Tierra desaparecerá en los próximos cientos de años. Y cada vez que perdemos una especie de animal o planta, perdemos una opción en el futuro.

A principios de octubre de 1998, el Primer Ministro británico Tony Blair, quien realizaría pronto una visita a China, recibió una carta escrita por Liang Congjie, presidente de la asociación “Amigos de la Naturaleza” (organización no gubernamental de protección medioambiental de China), en la que éste escribía: “Si se calcula la cantidad de productos de lana de gamuza elaborados en la India, cada año más de 20.000 serán muertas, lo que conducirá probablemente a la extinción de este tipo de animales en los próximos veinte años”.

 

(CIIC)

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