En los últimos dos años, China ha
logrado algunos resultados en la lucha contra la caza furtiva de la
gamuza. Sin embargo, los expertos advierten que si no se pone fin
eficazmente a este tipo de caza, a la explotación ilegal de las
minas, así como a otras actividades ilícitas, el animal se
encontrará aún en peligro de extinción.
Desde 1998, científicos de China y
EE.UU. han llevado a cabo durante cuatro años una investigación
científica sobre el parto y la reproducción de la gamuza en la
reserva natural estatal de la montaña Altun, Xinjiang, uno de sus
hábitats, consiguiendo información de primera mano.
De 1998 a 1999, período en que se
registró el mayor número de caza ilegal, los científicos
descubrieron, gracias al análisis de la edad y la tasa de embarazo
de gran cantidad de cadáveres de antílopes víctimas de la caza
ilegal, que la tasa de embarazo descendió del 33% del año anterior
al 28,8%. Ello demuestra que gran número de hembras adultas fueron
muertas y, en consecuencia, la estabilidad de la población sufrió
graves efectos negativos. Lo peor es que cada año más del 30% de
los antílopes son asesinadas, cifra superior a la tasa de embarazo
de las hembras durante el mismo año.
Li Weidong, principal responsable de
este estudio e investigador de la Oficina de Investigación
Científica de Protección Ambiental de Xinjiang dijo que “si no se
resuelve de manera adecuada el problema de la caza furtiva, seguirá
siendo muy elevada la posibilidad de extinción de la gamuza
tibetana en un futuro próximo”.
La gamuza tibetana vive en las altas
montañas, el desierto y la estepa de la meseta Qinghai-Tíbet y,
después de largo tiempo de evolución, ha pasado a formar ya un
grupo estable, convirtiéndose en una parte sumamente importante de
la ecología natural de la meseta. No obstante, desde la década de
los 80 del siglo pasado, el número de antílopes sufrió un brusco
descenso. Según los cálculos iniciales, la cantidad de este animal
ha disminuido drásticamente de los varios millones que existían en
el siglo XX hasta la cifra situada entre los 70.000 y los 50.000 de
la actualidad.
Lo que pone en peligro a la gamuza
es la caza furtiva a gran escala provocada por el comercio del
pelaje, y la destrucción de su hábitat a causa de la explotación
del oro y de las minas. Para la fabricación de un solo mantón de
18.000 dólares se requiere la piel de entre tres a cinco
antílopes.
A través de los análisis hechos con
la piel y el pelaje de la gamuza y con sus cuerpos descubiertos,
los expertos de los departamentos responsables de China llegaron a
la conclusión de que cada año se matan unas 20.000 antílopes.
Según el Sr. Li, en 1988, cuando los
expertos de la Dirección de Protección Ambiental de Xinjiang, de la
Alianza Mundial de Protección de la Naturaleza y el Fondo Mundial
para la Naturaleza hicieron una inspección conjunta, se
encontraron, en la orilla del lago Aqike, zona protectora de la
montaña Altun, con un grupo de unas 1.000 antílopes macho, con
cuernos rectos. Sin embargo, en 1999, cuando el Sr. Li y algunas
otras personas regresaron allí, no había rastro de ninguna gamuza
excepto unos cuernos ya bien secos. Él considera que fueron las
frecuentes actividades de explotación de oro que se realizaban en
aquella zona las que dispersaron a este animal de meseta.
China ha designado reservas
naturales estatales a las zonas donde vive la gamuza, tales como la
montaña Altun de Xinjiang, Hoh Xil de Qinghai y Qiangtang de Tíbet,
con el fin de controlar las actividades de explotación de oro y
minas y golpear a la caza ilegal.
A pesar de ello, Wang Dehui,
subdirector del Departamento General de Protección Natural y
Ecológica de la Dirección Estatal de Protección Ambiental, señaló
que siempre y cuando existan beneficios económicos, los cazadores
se arriesgarán y buscarán todos los medios para matar a los
antílopes.
Últimamente, en un simposio
celebrado con motivo de la protección de la gamuza, los
responsables provenientes de las tres reservas naturales de
Xinjiang, Qinghai y Tíbet, manifestaron también que, debido a que
el comercio ilegal del pelaje de la gamuza no podrá desaparecer en
poco tiempo, la tarea de la protección de este animal será aún muy
ardua.
(CIIC)