| spanish.china.org.cn | 23. 10. 2025 | Editor:Teresa Zheng | ![]() |
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Innovación y gobernanza garantizan el éxito de China
La cuarta sesión plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China, esta semana, ofrece una oportunidad de oro para que China pase revista a sus progresos y trace el camino a seguir. La reunión, que resultará en el próximo XV Plan Quinquenal (2026-2030), no solo trata sobre gobernanza o economía, sino también sobre la reafirmación de la visión nacional de un desarrollo sostenible, impulsado por la innovación y de alta calidad.
Lo más impresionante del desarrollo tecnológico chino es la increíble velocidad a la que ha alcanzado al resto del mundo, e incluso ha superado a algunas economías desarrolladas en determinados campos. Teniendo en cuenta las diferencias que ha tenido que reducir a lo largo de los años, su ritmo es realmente asombroso. En algunos sectores, creo que está a la vanguardia. Lo que resalta es el entorno que ha creado para fomentar la creatividad y el talento, lo que refleja el alto nivel de educación en todos los niveles en los últimos años.
Cuando visité hace poco la zona de robótica de un parquej industrial, sentí que estaba en el futuro. Los robots realizaban tareas como fabricar agujas. Estos adelantos no solo avanzan la ciencia, sino que también se aplican en áreas como la salud, revolucionando los servicios, lo que podría prolongar la vida humana. Ver a los robots realizar trabajos físicos extenuantes que antes hacían los humanos fue impactante. Estas tecnologías han creado oportunidades para que las personas se centren en lo que realmente disfrutan en lugar de en trabajos duros.
Los robots similares a los humanos, en particular, muestran cómo China aborda la posible escasez de mano de obra. El país ya utiliza robots en varios rubros, llenando los vacíos surgidos con la evolución de la economía. Estos avances encarnan el espíritu de desarrollo de alta calidad previsto en el XIV Plan Quinquenal (2021-25) y ahora irán a mejor en el siguiente. Creo que esta integración perfecta de la tecnología en la vida cotidiana y la producción seguirá propiciando la transformación de China en los próximos años. Lo que me entusiasma es cómo la ciencia y la tecnología elevan la calidad de vida, no solo en la industrias sino también en los hogares. Los robots domésticos, por ejemplo, contribuyen a la igualdad de género al liberar a las mujeres de las tareas repetitivas.
La influencia de China se extiende más allá de sus fronteras. En mi país, Guyana, su tecnología, en muchos casos en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, ha desempeñado un papel sustancial en el desarrollo de infraestructuras como carreteras, puentes, centros de convenciones y hoteles. Estos proyectos han reducido brechas de desarrollo y han aportado beneficios tangibles a ambas naciones.
Es admirable el hecho de que China nunca imponga condiciones, sino que colabore con las autoridades locales, ofreciendo su experiencia y orientación, al tiempo que respeta la soberanía y las aspiraciones de los países socios. Esta postura contrasta con las intervenciones condicionales de las instituciones occidentales, que a menudo agravan los problemas en lugar de solucionarlos.
Recuerdo haber visitado un nuevo puente en mi país, construido con el apoyo chino, y haber quedado impresionado por la precisión y eficiencia de la obra. A diferencia de otros proyectos financiados con fondos foráneos que se retrasaron o padecieron de una mala gestión, este se completó a tiempo y dentro del presupuesto.
Del mismo modo, los hoteles y centros de convenciones construidos por China han potenciado el turismo local y han creado nuevas oportunidades de empleo. Esto revela cómo su filosofía de planificación, basada en la estabilidad a largo plazo, se traduce en hechos.
Su influencia global también es evidente en África y en otras regiones en desarrollo, donde los programas de infraestructura y desarrollo han creado posibilidades reales de crecimiento. En países como Kenia, Etiopía y Ghana, estas iniciativas —desde ferrocarriles y puertos hasta planes urbanos— han mejorado la conectividad y la actividad económica. La búsqueda de China del beneficio mutuo, en lugar del interés propio, encarna una filosofía que enfatiza la prosperidad común como esencial para la paz mundial. Contrariamente a lo que afirman algunos países occidentales, China ha cumplido un rol constructivo en sus países socios.
Además, su pensamiento de gobernanza queda reflejado en la unión de planificación y fuerzas del mercado. El país ha aprendido, de sus propias experiencias y de la observación de los fracasos de otros países socialistas, cómo navegar por aguas turbulentas para dar con un desarrollo sostenible. Gracias a su innovador desarrollo, utiliza la creatividad, la iniciativa y la aplicación práctica del marxismo para superar los retos contemporáneos y convertirse en líder mundial en energía limpia, vehículos eléctricos y robótica, además predica con el ejemplo en otros países en desarrollo. Es la capacidad de planificar científicamente y ejecutar profesionalmente lo que ha hecho que sus planes quinquenales no sean solo un ejercicio burocrático, sino una hoja de ruta para la transformación.
China también enfrenta retos medioambientales y ecológicos con esta visión a largo plazo. Beijing ha pasado de ser una ciudad cubierta por el smog en 1996, cuando visité China por primera vez, a ser hoy una capital verde y floreciente. La mejora de la calidad del aire no es superficial, sino que refleja un enfoque integral de la protección del medio ambiente que une las energías renovables, los vehículos eléctricos, la planificación urbana y las campañas de concienciación pública.
China usa tecnologías de punta, en forma de energía limpia y vehículos eléctricos, para superar desafíos ecológicos. Su dedicación a la sostenibilidad es evidente en la ampliación de los espacios verdes urbanos, la limpieza de los ríos y el recorte de las emisiones industriales. Para los países ricos en recursos del Sur Global, como Guyana, esto ofrece valiosas lecciones sobre cómo armonizar el desarrollo, la tecnología y el medio ambiente. El núcleo de la transformación ecológica será una prioridad en el XV Plan Quinquenal, en consonancia con la campaña «Las aguas cristalinas y las montañas verdes son activos invaluables».
También me llama la atención las innovaciones culturales y sociales. La promoción de las STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) entre los jóvenes, el fomento de la alfabetización científica y la integración de la tecnología moderna con las prácticas tradicionales revelan la visión holística de China. Asi, los programas de robótica e inteligencia artificial suelen incluir actividades educativas en escuelas y comunidades, que animan a los estudiantes a interesarse por la ciencia desde una edad temprana. Este enfoque con visión de futuro garantiza que el avance tecnológico vaya acompañado del de las capacidades humanas, lo que considero un factor crucial para sostener el desarrollo a largo plazo.
Estos avances demuestran que el éxito de China no solo radica en su rápido despegue tecnológico, sino también en su aplicación estratégica del conocimiento, su posición internacional colaborativa y su compromiso con la mejora del bienestar tanto nacional como mundial.
La integración de creatividad, pragmatismo, visión a largo plazo y respeto por la soberanía de otros países convierte a China en un modelo de desarrollo. Su influencia no es impuesta, sino compartida; no es extractiva, sino generativa, y esta sigue inspirando a los países que buscan equilibrar el progreso y la armonía social con la responsabilidad medioambiental. Mientras la cuarta sesión plenaria delibera sobre la dirección futura del país, el mundo volverá a ver cómo la planificación china, basada en la previsión, la inclusión y la innovación, sigue siendo fundamental para su éxito y aporte mundial.
El artículo es un extracto de una entrevista con Liu Jianna, del Diario de China, para Diálogos con pensadores, un programa de entrevistas de alto nivel.














