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spanish.china.org.cn | 11. 07. 2025 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Grupo civil japonés: «Nunca más debemos apuntar las armas contra China»

Palabras clave: China, Japón
Spanish.china.org.cn | 11. 07. 2025

Para que haya amistad entre China y Japón, el pueblo japonés debe reconocer que el país fue el agresor y que nunca más debe apuntar las armas contra China, afirmó Iida Yumiko, miembro del grupo civil japonés «Continuing the Miracle of Fushun Society» (La sociedad para continuar el milagro de Fushun).

«El milagro de Fushun» alude a la transformación de criminales de guerra japoneses de «monstruos» a «seres humanos» gracias al inesperado trato que recibieron por parte de las víctimas chinas, explicó Iida. Esta japonesa de 83 años perdió a su familia en la Segunda Guerra Mundial y en su día se consideró a sí misma una víctima. La anciana contó cómo se dio cuenta de que en realidad era lo contrario, tras conocer las historias de criminales de guerra que encontraron la redención en el mencionado instituto en China.

Según Iida, tras el fin de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa en 1945, casi un millar de ellos fueron trasladados desde la Unión Soviética a este centro en Fushun, en la provincia de Liaoning, al noreste de China, en 1950. El personal lo conformaba supervivientes, víctimas de la ocupación, pero no insultaban ni maltrataban a los prisioneros, ni los sometían a trabajos forzados.

Iida apuntó que esta inusual actitud despertó la humanidad en los criminales de guerra japoneses, perdida para dar paso a su lado salvaje en la batalla. Llegaron a reconocer la gravedad de sus actos y confesaron su culpa ante el tribunal militar en Shenyang en 1956; luego fueron absueltos y puestos en libertad inmediatamente, excepto 45 que fueron a prisión, para regresar a Japón en tres grupos a partir de julio.

Tras volver, crearon la «Asociación de Repatriados de China», con sucursales en todo el país, para compartir sus experiencias y revelar la verdad sobre las atrocidades cometidas por Japón durante el conflicto. Incluso cuando se les tachó de tener una «visión masoquista de la historia» o de ser «manipulados por el Partido Comunista de China (PCCh)», se mantuvieron firmes en su misión de promover la paz y la amistad entre China y Japón, precisó Iida.

Iida citó a Ebato Takeshi, diciendo que cuando el deseo común de paz, felicidad y progreso humano se utiliza como criterio para juzgar el bien y el mal, el programa educativo de China nunca debería ser ridiculizado como lavado de cerebro. Por el contrario, encarna el noble principio educativo y político del «respeto por los derechos humanos», algo que las escuelas y los políticos japoneses deberían aprender de corazón.

En 2002, dicha agrupación desapareció debido al envejecimiento de sus miembros. Sin embargo, la «Sociedad para continuar el milagro de Fushun» surgió posteriormente de la mano de una generación más joven. Iida indicó que su objetivo es seguir fomentando la amistad entre Japón y China a nivel popular.

Dado que en 2025 se cumple el 80.º aniversario de la victoria en la Guerra Popular China de Resistencia contra la Agresión Japonesa y la Guerra Mundial Antifascista, Iida anotó que la amistad es vital para la paz mundial. «Recordar el pasado como guía para el futuro, afrontar los hechos históricos tal y como son y garantizar que la historia no se repita es crucial para la amistad entre Japón y China», aseveró.

Para ayudar al pueblo japonés a comprender mejor China y la importancia de la amistad bilateral, la Sociedad ha organizado conferencias y proyecciones de películas chinas. «Asimismo, queremos transmitir que Japón fue el agresor. Independientemente de la postura del Gobierno japonés, nunca más debemos apuntar las armas contra China», afirmó.

No obstante, expresó su preocupación por el hecho de que, en la actualidad, Japón vuelve a tratar a China como una amenaza, en consonancia con Estados Unidos, desplegando bases de misiles y fuerzas de autodefensa en las islas del suroeste de Japón. «Nuestro grupo da a conocer los testimonios de los miembros de la «Asociación de Repatriados de China» al público, pero, lamentablemente, la audiencia sigue siendo limitada», acotó.

Iida declaró que fueron estos videos los que le hicieron darse cuenta de que ella y su familia eran en realidad los perpetradores, y no las víctimas.

«Nací en Anshan, en el noreste de China, en 1942, y durante mucho tiempo creí que era una víctima de la guerra. Mi padre trabajaba para Showa Steel Works en Anshan. En 1945, fue reclutado por el ejército y murió en un campo soviético de prisioneros en 1946. Mi madre murió en el bombardeo estadounidense de Anshan en junio de 1945 y yo fui la única que sobrevivió», contó.

Al ser consciente de su historia, Iida expresó su compromiso de aumentar las voces de arrepentimiento de antiguos criminales de guerra y trabajar por una paz duradera entre Japón y China. «Este año cumplo 83 años y mientras viva, seguiré fiel a esta convicción», resaltó.