Expertos de Yale y Stanford parten de EE.UU. rumbo a Francia

La Universidad Aix Marseille ha previsto $16 millones para acoger a expertos estadounidenses agobiados por recortes de presupuesto y trabas a la investigación, lo que ha provocado una inesperada fuga de talentos hacia Europa.

En ese sentido, la casa de estudios francesa ha confirmado que 40 científicos estadounidenses han aceptado su programa "Safe Space for Science" (Un espacio seguro para la ciencia), una iniciativa iniciada el 7 de marzo y destinada a brindar cobijo a especialistas que buscan escapar de las restricciones del Gobierno de Trump.

Entre ellos cuentan especialistas de famosas instituciones como Stanford, Yale, la NASA, el Instituto Nacional de Salud y la Universidad George Washington, en áreas como salud (medicina LGBT+, epidemiología, enfermedades infecciosas), medio ambiente, cambio climático, humanidades, ciencias sociales y astrofísica.

"Estamos ante una nueva fuga de talentos", apuntó Eric Berton, rector de la Universidad Aix Marseille, quien ha solicitado respaldo adicional a Francia y Europa para satisfacer la creciente demanda.

La universidad ya ha dirigido $16 millones para reclutar a 3 científicos estadounidenses durante 3 años y trabaja con autoridades locales para facilitar la llegada de otros y de sus familias, con empleo, vivienda, acceso a colegios, transporte y visados.

Universidades como UMass Chan Medical School, un centro clave en estudios sobre la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), han anunciado no más contrataciones y la cancelación de admisiones para el otoño de 2025 debido a la súbita reducción de fondos federales. Esta recibía unos $50 millones anuales en subvenciones, desaparecidas tras la anulación de cientos de becas de investigación activas.

La Universidad de Pensilvania encara un drama similar. Un catedrático comentó al The Daily Pennsylvanian que el recorte de financiación fue repentino y llegó tras la selección de muchos estudiantes de posgrado.

El ambiente ha devenido hostil para la comunidad académica estadounidense, y las instituciones europeas aprovechan el pánico para atraer cerebros de primer nivel, lo que podría significar un nueva configuración de la investigación global en los próximos años.