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spanish.china.org.cn | 09. 12. 2024 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

La Fiesta de la Primavera adquiere un nuevo significado

Palabras clave: Fiesta de la Primavera, cultura, patrimonio
Spanish.china.org.cn | 09. 12. 2024

La Fiesta de la Primavera, un símbolo cultural de China muy conocido en el mundo, ha recibido esta semana un nuevo reconocimiento. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) incluyó a la «Fiesta de la Primavera, práctica social del pueblo chino para celebrar el Año Nuevo tradicional» en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Es así que China ahora cuenta con 44 elementos en la nómina para ocupar el primer puesto con más elementos inscritos. Este último éxito no solo es otro hito de la aceptación mundial de la civilización china, sino que también ofrece un nuevo comienzo para los intercambios y el entendimiento mutuo entre diferentes civilizaciones.

El hecho puede describirse como «bien merecido». La Fiesta de la Primavera no es solo una colección de costumbres populares chinas, impregnada de la quintaesencia de su cultura, sino también un código espiritual y emocional único de la nación china. Ya se trate de los versos: «Con el sonido de los petardos se va un año viejo» o «Un nuevo amuleto siempre sustituirá al antiguo», lleva un sentido ceremonial de despedir al año que termina y dar la bienvenida al que inicia. Uno de los aspectos característicos de la festividad para la sociedad china y para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco en el mundo es que constituye un buen ejemplo de cómo la cultura tradicional y el desarrollo social pueden complementarse. Como subraya el texto de la solicitud de China a la agencia, su celebración brinda «un sentimiento de identidad y continuidad al pueblo chino». En lo que a ella respecta, China ha atravesado en las últimas décadas la mayor migración cíclica de la historia de la humanidad, al transformarse de un país agrícola a uno industrial. La cultura tradicional representada por este festejo ha devenido una dinámica interna y un símbolo de la modernización china.

Actividades como la «reunión familiar» y «volver a casa» entrañan la resistencia y la perseverancia del pueblo chino, así como la aspiración y búsqueda de una vida mejor. Además de la felicidad personal, esto se extiende a los conceptos y valores de armonía familiar, prosperidad nacional y paz mundial. Esta es también otra razón por la que es un ícono cultural que resuena en el mundo. Es coherente con el anhelo de paz y armonía, y una inspiración para resolver numerosos dilemas y problemas causados por la mentalidad de la realpolitik de juegos de suma cero en los que una parte pierde y la otra gana.

Antes de ser incluido en la lista, casi 20 países ya habían designado el Año Nuevo Chino como día festivo, lo que enfatiza su extraordinaria influencia en la era de la globalización. En la actualidad, casi una quinta parte de la población mundial lo celebra en diversas formas. Muchos líderes nacionales visitan las comunidades chinas locales y les felicitan durante la fecha. Esto demuestra que, a medida que aumenta el estatus y poder internacionales de China, crece también la validación mundial de su cultura. El pasado diciembre, las Naciones Unidas designó oficialmente el Año Nuevo Lunar como fiesta flotante de su calendario, lo que refleja que este ya pasó de ser patrimonio cultural de China para trascender fronteras nacionales y étnicas y erigirse como un emblema cultural aceptado, reconocido y apreciado en el mundo.

La relevancia de su identificación como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad va más allá de este logro. Como carta de presentación cultural de China, tiende un puente entre las diversas culturas y valores de Oriente y Occidente. Además de ofrecer una comprensión más completa y multidimensional de China, fomenta el entendimiento y el intercambio intercultural. El mundo necesita más ejemplos de este tipo para formar su percepción de China. Afortunadamente, su vasta tierra está bendecida con una rica historia y civilización. Muchos de otros patrimonios culturales inmateriales, que como ella, conectan la antigüedad y la modernidad, Oriente y Occidente, merecen ser explorados, preservados y propiciados.

Otros 3 proyectos del patrimonio chino -las técnicas textiles tradicionales de Li, los puentes de arco de madera y el Año Nuevo Qiang- han pasado de la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de protección a la de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esto significa que, gracias a los esfuerzos concertados, estas manifestaciones culturales han mejorado su estado de conservación al dejar la fase de peligro y establecer una camino hacia la herencia y el desarrollo.

En los últimos años, los logros de China en la protección del patrimonio cultural han sido ampliamente valorados. Se ha acumulado una gran cantidad de experiencia en ámbitos como liderazgo gubernamental, participación social y educación y herencia, con modelos para otros países. Desde ahondar en la civilización maya hasta el estudio de los orígenes humanos en África y la exploración de la antigua civilización egipcia, China, junto con sus socios de la Franja y la Ruta, han ejecutado más de 30 proyectos de protección del patrimonio cultural. La labor ha dado frutos, con aportes esenciales en el fomento del intercambio cultural y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones.

«Una sopa deliciosa parte de la mezcla de diferentes ingredientes». La diversidad de civilizaciones es una característica fundamental de la sociedad humana. Mientras camina por la senda de la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad, China está dispuesta a colaborar con otros países para potenciar el intercambio cultural y el aprendizaje mutuo con una actitud más abierta e integradora.

Como nuevo representante del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la Fiesta de la Primavera adquiere un nuevo significado. Arraigada en la civilización china e integrada en la civilización mundial, cumple un rol cada vez más vital en el fomento del diálogo entre China y otras civilizaciones del mundo. Esto permite una mayor resonancia y armonía entre ellas.