Nueva iniciativa sobre chips de EE.UU. puede ser palabras vacías para América Latina

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dio a conocer este miércoles un nuevo programa para impulsar la producción de semiconductores en algunos países de América Latina. “Esta propuesta impulsará la capacidad de los países para ensamblar, probar y empaquetar semiconductores, empezando por México, Panamá y Costa Rica”, dijo Blinken, según AFP.

No es malo que los países latinoamericanos obtengan inversiones manufactureras de Estados Unidos. Pero el programa puede resultar palabras vacías.

La Iniciativa de Semiconductores para el Hemisferio Occidental llega en un momento en que Washington intenta reavivar la llama manufacturera de semiconductores en Estados Unidos. El Gobierno hace todo lo posible para incentivar la fabricación nacional del rubro eliminando a sus competidores. Por tanto, es casi imposible que apoye plenamente los esfuerzos de otros para incentivar dicho sector.

Lo que este desea es quizás establecer pequeños grupos de aliados en el continente. Aunque puedan establecerse cadenas industriales de semiconductores en el marco de esta política, la alianza liderada por Estados Unidos exigirá que sus pares latinoamericanos sirvan a sus intereses. El encarecimiento de la mano de obra estadounidense puede empujar parte de la producción de semiconductores intensiva en trabajo manual a las naciones de América Latina con costes más bajos. Sin embargo, esas firmas tienen poco valor añadido.

El ramo posee dos partes: front-end y back-end. La primera alude a la fabricación de obleas y la segunda al empaquetado y a las pruebas. La opinión en general indica que Estados Unidos se centrará en la parte inicial.

Aunque esto puedo aportar alguna inversión a pequeña escala en la producción de la segunda parte, no creemos que sea muy útil para impulsar el desarrollo manufacturero latinoamericano.

Pese a que Estados Unidos es líder mundial en el diseño de chips de última generación, su cuota en la fabricación mundial ha descendido del 37% en 1990 a alrededor del 12% en 2023. Incluso si está realmente dispuesto a extender su cadena industrial a América Latina, la inversión será limitada.

La reactivación de la industria manufacturera estadounidense ha sido un objetivo clave del Gobierno de Biden, pero no es una tarea fácil. Los incentivos y subvenciones a corto plazo no pueden mejorar la competitividad del sector a largo plazo. Si Estados Unidos no lo puede conseguir, su propuesta acabará siendo solo palabras para la región.

Debido a las diferentes condiciones nacionales, la situación económica y manufacturera de América Latina es compleja y desigual. Algunos países se encuentran todavía en la fase inicial de industrialización, y habrá muchos obstáculos técnicos en el camino de una producción avanzada del rubro.

Dichos países no cuentan con una base de fabricación en términos de tecnología,  talento o apoyo de cadenas industriales ascendentes y descendentes. La iniciativa estadounidense quedará corta en estimular el desarrollo de sus sectores manufactureros.

Algunas naciones de la región aceleran su integración en la cadena mundial de fabricación de semiconductores. Por ejemplo, Brasil ha introducido múltiples políticas para su avance. Sin embargo, deben darse cuenta de que no pueden depender de Estados Unidos para desarrollar tal industria, especialmente la de chips frontales.

Ellos deben seguir un camino de innovación independiente y superar los retos que plantea el desarrollo de sectores emergentes estratégicos como este.

El ramo chino lleva mucho tiempo luchando por ponerse al día. En los últimos años, ha dado grandes pasos hacia la innovación y una economía impulsada por la tecnología.

En el campo de semiconductores, China siempre ha mantenido una actitud abierta y cooperativa, y junto con los países latinoamericanos comparte un amplio potencial de cooperación en áreas relacionadas a este ámbito.