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spanish.china.org.cn | 26. 10. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

La política no debe entrometerse en la elección de vacunas COVID-19

Palabras clave: vacuna, COVID-19, Brasil

Una candidata china de la vacuna contra la COVID-19 causó polémica en Brasil.

El regulador de salud brasileño Anvisa autorizó el viernes la importación de 6 millones de dosis de la vacuna CoronaVac, desarrollada por la biofarmacéutica china Sinovac, lo que marca un contraste con lo que el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dijera días antes sobre no comprarlas, según destacaron los medios.

En tanto, las declaraciones del gobernador de Sao Paulo, João Doria, sugirieron que podría haber una lucha política detrás de esta contradicción. Doria indicó el viernes que "Anvisa le dijo que no cederá ante la presión política sobre la aprobación de una posible vacuna contra el coronavirus", según un informe de Reuters.

Ya sea que la supuesta presión provenga del interior de Brasil o de factores geopolíticos globales, la lucha contra la pandemia es un tema de salud pública, que ya involucra demasiados asuntos sociales, económicos y tecnológicos para considerar y sopesar, y no hay necesidad de participar en luchas políticas que no sean constructivas.

La pandemia de COVID-19 es la mayor crisis de salud pública que enfrenta el mundo, y las vacunas se consideran el arma más poderosa para superarla y reactivar la economía mundial. Debido a las grandes expectativas populares sobre ellas, no se pueden ignorar los intereses políticos.

Sin embargo, a pesar de su importancia en el campo, no significa que los países deban elegirlas según razones políticas en desmedro de los resultados y hechos científicos y tecnológicos. En todo caso, una presión política excesiva solo tendrá un impacto negativo en su seguridad y eficacia. No importa qué equipo esté a cargo de su estudio, el punto aquí es que la vacuna sea segura y eficaz.

De acuerdo con China, el hecho de que otros países compren o no las vacunas producidas por empresas nacionales no afecta la confiabilidad y el progreso de su desarrollo. En la actualidad, el país lidera en el mundo con 13 candidatas en ensayos clínicos, de las cuales 3 son inactivadas y una de vector de adenovirus en la fase tres. Tian Baoguo, subdirector del departamento de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Social del Ministerio de Ciencia y Tecnología, declaró a la prensa la semana pasada que cerca de 60 000 personas han recibido las vacunas chinas y nadie ha informado reacciones adversas graves. Los expertos incluso predicen que su capacidad de producción anual podría alcanzar los 610 millones de dosis para fin de año.

No obstante, algunos en Occidente promocionan tal progreso como evidencia de que el país está preparado para lanzar una "diplomacia de vacunas", que no refleja nada más que su obsesión por la geopolítica. No toman en cuentan el hecho de que China ya ha prometido hacer de ellas un bien público mundial una vez desarrolladas y en uso satisfactoriamente. Cualquier intento de promocionar dicho aspecto como un juego político y diplomático sería engañoso e irresponsable cuando se trata de la vida humana.

Depende de los Gobiernos decidir qué vacunas utilizar, y creemos que la adquisición se basará en revisiones y aprobaciones de seguridad cautelosas. Pero aún así, se debe advertir a los reguladores que cualquiera que sea la postura política que adopten sus autoridades, es necesario un enfoque pragmático por el bien de la salud y la seguridad públicas.


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