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spanish.china.org.cn | 03. 04. 2020 | Editor:Elena Yang Texto

Cuarentena deja a residentes de Buenos Aires en pausa obligada para mitigar propagación de COVID-19

Palabras clave: cuarentena, Argentina

 

Imagen del 1 de abril de 2020 de Alicia (d) cerrando la ventana de su casa que comparte con su marido Juan José (i), en la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina. Alicia pasa los días de cuarentena leyendo, conversando con Juan José y compratiendo clases de canto mediante videollamada. El aislamiento social obligatorio y preventivo que rige en Argentina hasta el 12 de abril para mitigar la propagación del nuevo coronavirus (COVID-19) ha puesto en pausa la vida diaria de los residentes, que, en medio de la incertidumbre sobre los efectos económicos que tendrá la medida, reemplazaron los abrazos por las videoconferencias mientras esperan retornar a su vida habitual.

 

El aislamiento social obligatorio y preventivo que rige en Argentina hasta el 12 de abril para mitigar la propagación del nuevo coronavirus (COVID-19) ha puesto en pausa la vida diaria de los residentes, que, en medio de la incertidumbre sobre los efectos económicos que tendrá la medida, reemplazaron los abrazos por las videoconferencias mientras esperan retornar a su vida habitual.

El país austral fue uno de los primeros en el continente americano que adoptó la cuarentena, siguiendo el ejemplo de países como China, a fin de aplanar la curva de casos y dar tiempo de preparación y respuesta al sistema sanitario.

Con calles vacías, en las que únicamente pueden transitar quienes desempeñan tareas definidas como "esenciales" por la administración del presidente Alberto Fernández, los residentes, sin distinción de edad, modificaron sus hábitos y rutinas diarias para sobrellevar la situación.

Antonio Falcao, comerciante, consideró en diálogo con Xinhua que la cuarentena "es un poco aburrida, pero da la posibilidad de revisar y revolver cosas antiguas, estantes, libros, apuntes. Me encontré en casa con objetos inesperados, hasta con vajilla que no sabía que tenía".

"Sé que cuesta sobrellevarla económicamente, pero confío en que dé buen resultado, esa es mi esperanza", dijo el hombre.

Argentina confirmó hasta la noche del miércoles un total de 1.133 pacientes con la COVID-19, de los cuales 32 fallecieron.

Carina Guaragna es bióloga y docente en la Universidad de Buenos Aires, y dijo a Xinhua·· que "con el pasar de los días" se adaptó "a esta nueva forma de organización familiar y laboral. Me pregunto cómo vamos a volver a relacionarnos el día que podamos volver a salir. Nadie será la misma persona ese día", auguró.

Por su parte, Viviana Fontán, modista de profesión, sintetizó que para ella "la cuarentena significa una pausa obligada y mucha incertidumbre", mientras que Carmela, de 20 años, matiza sus días preparando delicias culinarias para que disfruten sus padres y su hermano.

"Quiero que todo se termine y poder comenzar mis clases en la carrera de Diseño Gráfico", dijo la joven a Xinhua.

Alicia Aquino, pensionista, pasa sus días con su marido Juan José, con quien comparte el hábito de la lectura, y apela a la tecnología para mantener su contacto con amistades y allegados.

"Usamos (la aplicación de videollamadas) Zoom con compañeros del taller de canto. No nos podemos juntar, pero es lindo pasar una hora conectados, viéndonos las caras por lo menos. No me siento ni encerrada ni abrumada, no tengo miedo, pero soy cuidadosa. En casa me siento a gusto, pues tengo muchas cosas que hacer, así que no me aburro, al contrario, siento que me falta el tiempo", dijo la mujer, para quien la cuarentena "es algo que tenemos que cumplir".

Rodolfo Barrera es empleado en una ferretería y visita a diario a su madre, María Celina, de 81 años, a quien ayuda llevándole las compras del mercado.

A tono con las recomendaciones del Gobierno, de mantener distanciamiento social para evitar la propagación de la enfermedad, el hombre dejó de lado, al menos por ahora, los abrazos y las muestras de afecto con su madre, pensionista: "Nos vemos, nos sonreímos a la distancia, nos deseamos fuerzas y luego nos contactamos por videollamadas", contó.

Por su parte, Jorge Rivas, pensionista y miembro de la reconocida Fundación del Quemado Dr. Fortunato Benaim, dijo a Xinhua que "cumplir con la cuarentena es un acto de militancia social, que exige de nosotros el cuidado personal para que el bien común se pueda manifestar a través de la no proliferación de la pandemia".

"No exige de nosotros más que quedarnos en casa, y lo vivo con la tranquilidad de que mi aporte puede ser mi mejor contribución, especialmente teniendo en cuenta que, por edad, pertenezco al grupo de riesgo", dijo el hombre.

Rivas remarcó que el aislamiento obligatorio se compensa "con la tecnología, que nos permite mantenernos igual cerca de nuestros afectos, y esto hace que sea mucho más llevadero".

La cuarentena que rige en Argentina se extiende, en principio hasta el 12 de abril próximo y el ministro de Salud, Ginés González García, ya anticipó que la salida, cuando efectivamente se pueda concretar, se realizará de manera "gradual".

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