Un hombre de Shanghai gestiona una clínica para muñecos de felpa

 

El antes y el después de un muñeco de peluche antes de pasar por las manos de Zhu Boming.

 

Zhu Bomingno administra un hospital común y corriente. No hay medicamentos ni instrumentos clínicos avanzados, solo un doctor y sus inusuales pacientes: muñecos de peluche.

Zhu, un jubilado de 72 años de edad, administra esta clínica en su hogar, en la provincia costera de Shanghai.

Un escritorio ordinario es su mesa de operaciones, en la que ha arreglado a cientos de muñecos de todo el país, e incluso del extranjero.

Las personas envían a sus viejos y estropeados “acompañantes” con la esperanza de que sobre ellos se realice una restauración milagrosa.

Fue de manera fortuita que Zhu abrió este hospital para restaurar juguetes. Antes de que se jubilara, estaba atareado con sus obligaciones y no tenía tiempo para acompañar a su hijo, así que compró un muñeco de peluche para él.

Con el tiempo, algunas partes del muñeco se desgastaron. Intentó repararlas de una forma simple, pero su hijo no estaba satisfecho porque simplemente se veía distinto.

Tras hablar con su hijo, Zhu restauró el muñeco en tres ocasiones distintas, y finalmente lo arregló tal y como estaba antes.

Desde entonces, las personas a su alrededor comenzaron a solicitar ayuda para reparar sus muñecos de peluche. Cada vez más personas se acercaban para pedir ayuda, por lo que Zhu decidió montar un hospital hace tres años. Ahora repara dos o tres muñecos cada mes, a un precio que oscila entre los 100 y los 1.000 yuanes.

Las técnicas de cosido, que desarrolló desde que era un niño, son parte crucial de un trabajo meticuloso y estricto. El método de zurcido es el de tipo en W, que es dos veces más resistente que el método japonés de tipo en V.