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spanish.china.org.cn | 19. 06. 2019 | Editor:Estrella Zhang Texto

El magnate catarí que delinquió por otorgar la sede del Mundial 2022 a su país

Palabras clave: Copa del Mundo, FIFA 2022

Detrás del escándalo de corrupción y sobornos que sacudió el triunfo de Catar como sede de la Copa del Mundo de la FIFA 2022 se encuentra un hombre: Mohammed Bin Hammam.

Fue este personaje y el propio emir de Catar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, quienes en el Palacio del Elíseo, sede del Gobierno Francés, junto con Michel Platini -hoy en prisión por haber votado por dicho país – se reunieron con el entonces presidente galo, Nicolas Sarkozy, para coordinar un acuerdo que permitiera el triunfo del emirato.

Bin Hammam nació en Doha hace 7 décadas y se dedicó al sector de la construcción con su firma Kemco durante el auge petrolero de los años 70 en  el golfo. En 1992, asumió la jefatura de la Asociación de Fútbol de Catar y en 1996 pasó a integrar el Comité Ejecutivo de la FIFA. En 1998, respaldó la postulación del suizo Joseph Blatter y fue uno de sus más acérrimos partidarios en Asia. Sin embargo, ese año, reconoció el pago de los gastos de algunos dirigentes africanos a París a cambio de su voto; ese mismo año también se convirtió en parlamentario en su país.

De 2002 a 2011 fue presidente de la Confederación Asiática de Fútbol y en marzo de ese mismo año anunció su candidatura al máximo puesto de la FIFA, con el fin de transformar la organización y otorgarle mayor transparencia. No obstante, se retiró de la contienda  3 días antes de las elecciones.

En cuanto a la compra de votos para lograr la sede del Mundial 2022, el catarí uso una estrategia muy astuta, según señaló el diario español “La Vanguardia”. Uso hasta 10 testaferros, controlados por su constructora, para efectuar los pagos indebidos.

En mayo de 2011, el comité de la FIFA lo suspendió tras las denuncias de sobornos a 25 socios de la Unión Caribeña de Fútbol, en sobres de $ 40 000 cada uno, entregados por el trinitario Jack Warner, uno de sus aliados y entonces integrante del Comité Ejecutivo de la FIFA y luego su vicepresidente.

En julio de 2012, se le prohibió realizar actividades vinculadas al balompié. Sin embargo, una corte de arbitraje dejó sin efecto la sanción por falta de evidencia directa en la entrega de dinero, pero en diciembre, Bin Hammam renunció a todos sus puestos en la asociación y poco después el Comité de Ética de la FIFA le prohibió cualquier injerencia en el deporte de por vida.

 

 

 

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