Una mirada a las ciudades esmaltadas

Después de todo, estos murales azules y blancos, un formato muy común en este arte, recuerdan a la porcelana china. El primer barco mercante portugués llegó a China en 1513, y a través del comercio bilateral, Portugal importó porcelana china y otorgó al arte del azulejo algunos elementos chinos.

"En el siglo XVII, los diseños como las flores en la seda china se volvieron muy populares en la cerámica esmaltada", contó Pinto de Matos, del Museo Nacional del  Azulejo.

"Con la llegada del siglo XVIII, muchas obras reflejaron la idea de la gente de cómo era la vida cotidiana en China, aunque los artistas nunca hubieran estado ahí".

Las pagodas y los jardines en muchos de estos murales resultan familiares a los chinos, pero los "nobles" retratados tienen características físicas europeas.