Huelga general deja a las principales ciudades argentinas desiertas

En un evento poco común, los sindicatos argentinos unieron fuerzas y paralizaron el país en una huelga general que el Gobierno trató de minimizar. "Estamos hartos de los paros", señaló la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la única en hablar sobre la marcha. Mauricio Macri, presidente del país, por su parte, en una ceremonia por el día el Ejército ni siquiera la mencionó y desde el ministerio de Hacienda se limitaron a indicar que el hecho costó a la nación 900 millones de dólares.

Sin embargo, este no fue el sentir popular. "Es el paro más fuerte y de mayor contundencia en la era de Macri, gracias a que lo convocamos todas las centrales de trabajadores y lo apoyaron todas las organizaciones empresariales, pymes, más todos los movimientos sociales del país", recalcó Hugo Yaski, secretario general de la CTA, una central que no pertenece a la CGT, la gran confederación de gremios peronistas.

La participación del poderoso sindicato de los camioneros inclinó la balanza. Con un enorme poder de movilización, no hubo reparto de alimentos, ni de combustible ni dinero en los cajeros automáticos y por si fuera poco ni recolección de basura.