Cuando la pintura clásica se encuentra con el manga

Matices espirituales

Sagaki no realiza borradores, de frente lo hace en el papel con un lapicero de 0,015 pulgadas. El tamaño varía desde una hoja A4 a un gran mural de 10 pies de ancho. Dado que un pequeño error puede arruinarlo todo, Sagaki se toma su tiempo para el trazado, tanto que algunas obras pueden durar un año en concluir.

"Sagaki es el ejemplo de un verdadero artista japonés”, subrayó Sveinn. "Lo que quiero decir es que se encierra en su estudio para dibujar en silencio y con paciencia; su concentración es increíble”. 

Este enfoque le viene en parte por su interés en el Budismo. Según Sagaki, uno de sus primeros recuerdos es la visita al centro de meditación Toga Meiso no Sato en la prefectura de Toyama en Japón, donde varios mándalas (intrincadas y coloridas pinturas budistas que representan el cosmos) estaban en exhibición. Al igual que su arte, están compuestas de diminutas partes que se unen para crear un todo. 

"Mi creación y las mándalas guardan similitudes”, explicó Sagaki. "Primero, prestan atención a los detalles, y en el proceso creativo, el dibujo para mí, es como meditar. Es exactamente cómo los mándales se crean”. 

No obstante, su inspiración también recibe influencia de la tradición occidental. Cuando decide que obra reproducir, utiliza una estricta serie de criterios, el más importante, debe ser famosa.