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spanish.china.org.cn | 21. 03. 2018 | Editor:Elena Yang [A A A]

Dos sesiones históricas fijan el rumbo para "nueva época"

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Mientras las dos sesiones anuales bajaban el martes el telón, China ha comenzado a zarpar hacia la "nueva época" con una ruta detallada, guiada por un timonel extraordinario y un equipo competente.

Las primeras sesiones de la XIII Asamblea Popular Nacional (Legislativo) y el XIII Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino son los primeros eventos políticos nacionales de alto perfil celebrados desde el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) el pasado octubre, un congreso clave del Partido que reveló la hoja de ruta para la revitalización de China.

"Materializar el proyecto será otra Gran Marcha", afirmó el recién elegido presidente chino, Xi Jinping, en la reunión de clausura de la sesión anual del máximo órgano legislativo nacional, en la que pidió más esfuerzos para obtener logros considerables en la nueva época.

Las históricas dos sesiones aceleran la marcha del país hacia su revitalización. China no solo dio a conocer, como de costumbre, los objetivos específicos y prioridades para el desarrollo de este año, sino que también creó un nuevo liderazgo del Estado y el gobierno para hacer realidad sus ambiciones.

Bajo el liderazgo del Comité Central del PCCh con el camarada Xi Jinping, que fue reelegido por unanimidad, como núcleo, tales promesas se cumplirán para beneficiar a China y al mundo.

La meta económica es lograr un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de alrededor del 6,5 por ciento para 2018, sin cambios estadísticamente con respecto al año pasado pero con una diferencia en su esencia. China ha dejado claro que trata de buscar un desarrollo de alta calidad impulsado por fuerzas motrices más ecológicas y sostenibles tales como el consumo y los servicios.

La tasa de expansión del PIB pronosticada seguirá siendo, de todos modos, una de las más rápidas en el ámbito mundial, lo que da nueva fuerza a la recuperación de la economía global.

China presentó un profundo plan de reorganización del gabinete para reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno, introdujo una red de comisiones de supervisión en el ámbito nacional para fortalecer la lucha contra la corrupción y, lo más importante, enmendó su ley fundamental para incluir "el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva época" como el principio de guía para el ascenso del país.

Estas reformas ayudarán a China a lograr la "modernización socialista" de forma básica para 2035 y a convertirse en un "poderoso país socialista moderno" a mediados de este siglo, una meta clave en el sueño chino.

El mundo debe estar seguro de que las ambiciones de China no buscan la hegemonía.

"El deseo sincero y las acciones prácticas del pueblo chino para contribuir a la paz y el desarrollo de la humanidad no deben ser malinterpretados ni tergiversados", sostuvo Xi.

China no tiene planes de dominar el mundo. Su ascenso podría "inquietar" a ciertos países, pero será una buena noticia para el mundo en general. La historia de éxito del país ofrece a otras naciones y regiones nuevas filosofías de crecimiento y gobernanza.

En 2018 se cumple el 200º aniversario del nacimiento de Karl Marx y el 170º aniversario de la publicación del Manifiesto Comunista. Esta filosofía originaria de Occidente se ha arraigado en China y se ha adaptado constantemente para satisfacer las necesidades cambiantes del país.

Nadie puede negar la efectividad y la eficiencia del socialismo con peculiaridades chinas. Ha contribuido a que centenares de millones de chinos hayan mejorado su nivel de vida y el país se haya hecho más fuerte.

"La historia ha probado y continuará probando que solo el socialismo puede salvar a China y solo adhiriéndonos y desarrollando el socialismo con peculiaridades chinas materializaremos el rejuvenecimiento de la nación China", subrayó Xi.

El mundo, especialmente Occidente, debe tener una mente abierta respecto a la fórmula de crecimiento de China.

La mentalidad de la época de la Guerra Fría está desfasada y solo puede obstaculizar el curso irresistible del mundo hacia una nueva era. Quedarse estancado en una mentalidad de suma cero supone correr el riesgo de dirigir al mundo a una "trampa de Tucídides", un escenario en el que no habría ganadores.

Para el mundo, el desarrollo de China es de beneficio mutuo por naturaleza.

La creciente población con ingresos medios del país, de unos 400 millones de personas en la actualidad, ofrece un mercado de consumidores cada vez mayor para las empresas extranjeras. Los chinos crecientemente ricos están dispuestos a pagar por productos de alta calidad, servicios y experiencias únicas, lo que fomenta las importaciones y los viajes al extranjero.

China ha decidido abrir completamente su sector manufacturero general a los inversores extranjeros en 2018, y también ampliará el acceso a los sectores de telecomunicaciones, servicios médicos, educación, atención a los ancianos y vehículos de nuevas fuentes de energía.

El desarrollo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, propuesta por China, llevará a la construcción de más carreteras y ferrocarriles para acelerar los intercambios transfronterizos en más terrenos, lo que consolidará una nueva plataforma de nuevas fuentes de crecimiento económico global y una prosperidad compartida para otros países.

Se darán pasos más audaces para una mayor apertura del mercado de China en 2018, cuando se cumple el 40º aniversario de la puesta en marcha de la campaña de reforma y apertura, una medida de gran impacto, como se describe en el informe sobre la labor del gobierno, para hacer de China lo que hoy es.

La revitalización de China podría tener también un gran impacto en lo que se refiere a transformar una comunidad internacional dominada por Occidente en un mundo más equilibrado, estable y próspero.

El argumento erróneo de la "amenaza china" está perdiendo terreno en la nueva época. China debe aprovechar el momento, y el mundo debe aprovechar las oportunidades de China.


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