Hay varias carreteras para aproximarse a las paredes del Verdón, una de las gargantas más bonitas de Europa por su vegetación y sus aguas azul turquesa. Pero los conductores coinciden en que la D23, la Route des Cretes, es la más espectacular: 23 kilómetros empinados, estrechos y no siempre con quita-miedos, no aptos para cardiacos aunque dicen los vecinos que no es una vía con demasiados accidentes. Las vistas son épicas y con un poco de suerte se pueden ver enormes buitres sobrevolando la zona.