Como era previsible Emmanuel Macron y Marine Le Pen obtuvieron los dos primeros puestos en las elecciones presidenciales en Francia el domingo y medirán fuerzas en la segunda vuelta el próximo 7 mayo.

Según los resultados oficiales, el centrista Macron lideró las votaciones con el 23,7%, mientras que la ultraderechista de 48 años se quedó con el 21,9% de los sufragios. En tercer lugar quedó el conservador François Fillon y en cuarto el izquierdista Jean-Luc Mélenchon.

Si algo hay que destacar de la justa es que por primera vez, en casi 60 años, la derecha no llegó a la segunda vuelta y los partidos tradicionales, dominantes de la política francesa, quedaron rezagados.

Macron, de 39 años, al mando de su partido recién formado ¡En Marcha!, se presentó como la nueva alternativa y, pese a no tener experiencia en la arena política, hoy por hoy se alza como el favorito para llegar al Elíseo.

Los mercados respiraron y desde Hollande hasta el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, lo han felicitado.

Por su parte, su adversaria, Marine Le Pen, no ha bajado la guardia y ha recibido con alegría lo que denominó como un "resultado histórico" y "una primera etapa superada" para el partido Frente Nacional, con el que repitió la hazaña de su padre 15 años después.

El exbanquero y exministro de economía del actual régimen se ha definido abiertamente como proeuropeo y liberal, con lo cual una posible victoria representaría nuevos aires para el bloque europeo. Alemania no podría estar más satisfecha. Le Pen, por el contrario, se ha declarado opuesta a la Unión y su triunfo abriría una época de gran incertidumbre para la organización.

A pesar de la amenaza terrorista que se respiraba en el país los días previos a los comicios, los franceses no tiraron la toalla y acudieron a las urnas, con una participación total que rondó el 80%, una de las más altas de los últimos 40 años.

Para garantizar la seguridad en el territorio galo, las autoridades no escatimaron esfuerzos y desplegaron más de 50.000 policías y gendarmes, así como 7.000 militares.

Nada está decidido aún y tanto Macron como Le Pen se juegan la vida en aproximadamente dos semanas. Sin importar quien llegue al sillón presidencial, lo seguro es que no tendrá respiro, pues en junio se vienen las legislativas que hasta el momento han favorecido a los partidos tradicionales.