La Organización de Estados Americanos (OEA) sostuvo el martes una reunión especial en la cual sus 34 países miembros trataron la crisis en Venezuela, un tema que preocupa cada vez más a la región por el efecto perturbador a los principios democráticos. Es así que con el apoyo mayoritario se decidió llevar el debate al Consejo Permanente de la organización, en Washington.

La presión llegó por todos lados. Ya la semana pasada un grupo de 14 naciones, entre ellos Costa Rica, Argentina, Estados Unidos y México, presentó una declaración conjunta en la que pedían al país caribeño liberar a los "presos políticos" y fijar un calendario de elecciones. El mismo secretario general, Luis Almagro, recomendó hace dos semanas suspender al país conforme a la Carta Democrática Interamericana, en caso no convocara en breve a los comicios.

Sin embargo, dicha acción fue descartada por el canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa y por el subsecretario adjunto de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, Michael Fitzpatrick.

Otras propuestas abarcaron desde su evaluación periódica en el Consejo Permanente, presentado por México, hasta la sugerencia peruana de la conformación de un "grupo de amigos" para darle seguimiento al asunto. Sin embargo, no se presentó un proyecto de resolución y los pasos a seguir siguen siendo confusos.

Por su parte, Venezuela protestó en la sesión y denunció la intromisión en sus asuntos internos. "Se ha consumado una flagrante violación de los principios de esta organización", señaló el vicecanciller venezolano Samuel Moncada, al denunciar un intento de "intervención" en los asuntos del país. Su posición recibió el respaldo de Nicaragua y Bolivia.

Venezuela atraviesa una crisis sin precedentes con una escasez de medicamentos y alimentos y con una inflación catalogada por el FMI como la más alta del mundo.