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spanish.china.org.cn | 26. 09. 2016 | Editor: Eva Yu [A A A]

El sexto sentido que nos permite saber dónde estamos parados

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El sexto sentido que nos permite saber dónde estamos parados

En la cultura popular, el sexto sentido está asociado con la percepción extrasensorial, la clarividencia, la premonición, la intuición, la capacidad de comunicarse con un mundo paralelo. Sin embargo, los científicos nos dan uno no tan pegado a lo esotérico,

Su descubrimiento no es nuevo, se le conoce desde hace más de un siglo pero no se sabía cuánto dependíamos de él... hasta ahora.

La denominada propiocepción es la idea de espacio que tiene el cuerpo. En otras palabras, nos permite saber en qué dirección se mueven nuestras articulaciones para percatarnos de nuestra postura y equilibrio.

Resulta que los 5 que conocemos pertenecen al grupo de los "sentidos de exterocepción"-con los que percibimos el mundo exterior-, mientras que el sexto es de interocepción.

"La más bella demostración de la propiocepción en acción es ver a (la gimnasta estadounidense) Simone Biles dando volteretas en el aire", ilustra el doctor Carsten Bonnemann del Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos y Derrames de Estados Unidos.

El especialista en enfermedades genéticas desconocidas en jóvenes se topó con dos casos reveladores: Se trata de una niña de 9 años y una joven de 19 que sufren de un desorden sin nombre y extremadamente raro.

Notó similitudes en los síntomas físicos y condujo análisis genéticos para ver si tenían mutaciones en común. Así encontró un gen cambiado -el PIEZ02- asociado al sentido del tacto y a la coordinación.

Para investigarlo a profundidad, invitó a Alexander Chesler, neurólogo especialista en ese gen, a quien no le sorprendió tanto la dolencia de las chicas sino el hecho de que estuvieran vivas. Cuando se había manipulado el PIEZ02 en ratones, el resultado siempre había sido fatal, por eso se pensó que era indispensable para vivir.

"Tratar de entender la propiocepción haciendo experimentos en ratones fue como hacerlo con Beethoven leyendo una página de una partitura. No obstante, cuando hablé con las pacientes fue como escuchar una sinfonía", dijo Chesler a la cadena de radio pública de Estados Unidos, NPR.

Bonnemann, Chesler y un grupo de investigadores hicieron una serie de pruebas y, como ocurre a menudo en la ciencia, aprendieron mucho sobre la propiocepción estudiando lo que las pacientes no podían hacer.

Descubrieron por ejemplo, que además de carecer de este sentido, es decir la falta de dicho gen, si bien percibes cambios de temperatura y dolor, no puedes sentir que te están tocando.

El equipo publicó su primer estudio en The New England Journal of Medicine, pero esto es sólo el principio de un vasto número de posibilidades por explorar, como los vínculos entre la propiocepción y el desarrollo del esqueleto, hasta su contribución al grado de agilidad.

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