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spanish.china.org.cn | 14. 03. 2016 | Editor: Elena Yang | [A A A] |
Por KOU LIYAN*
Para quienes no terminan de comprenderla, China parece tener una imagen introvertida, conservadora. Sin embargo, mientras más se aprende sobre el país, más se comprende cómo la filosofía de apertura ha influido en esta nación en las últimas cuatro décadas. La estrategia de desarrollo abierto es un punto importante del XIII Plan Quinquenal, pero la gente podría preguntarse por qué el concepto de apertura, que ha tenido consenso durante mucho tiempo, está siendo nuevamente enfatizado.
A la par con el mundo
Desde 2008, las crisis financieras y geopolíticas han ocasionado que muchos países vuelvan a adoptar principios que tienden a la exclusividad y la autoprotección, así como a la formación de alianzas dirigidas a una resistencia conjunta. Países como Estados Unidos, Japón y ciertas naciones europeas no están ya dispuestos a proporcionar bienes públicos mundiales. Por el contrario, sus comportamientos son los de aquellos que excluyen a otras partes de la cooperación internacional. De continuar esta tendencia, muchos de los logros alcanzados con la globalización y la modernización podrían perderse. Peor aún, podría sumir los lazos entre los países en un peligroso estado de baja confianza mutua y tensa confrontación. Ante tales circunstancias, es imperativo que el mundo se una y se abra.
Después de casi 40 años de reforma y apertura, China está profundamente integrada en el mundo. En cierto sentido, ninguna de las partes puede hacer algo sin la participación de la otra. A pesar de poseer sistemas industriales completos, un amplio mercado y una vasta tierra, China no puede depender solo del Made in China para satisfacer las demandas de la gente. Depender completamente de una aparente autosuficiencia podría generar, incluso, una recesión económica. Por otro lado, el mundo no podría disfrutar de los beneficios y ventajas de los que goza hoy en día, en parte también por los productos y servicios que China ofrece. La apertura, tanto para China como para el mundo, no es simplemente una estrategia, sino un requisito. En el pasado, ello pudo haber sido una estrategia opcional, pero hoy en día la apertura es una necesidad que debe ser continuamente profundizada y ampliada.
La estrategia de un desarrollo abierto constituye una versión mejorada de la apertura. La relación entre China y el mundo está cambiando. Además de obtener divisas a través de las exportaciones y de incentivar la inversión extranjera, se espera que la estrategia de apertura de China facilite el desarrollo de una economía abierta a un más alto nivel. Ello incluirá la coordinación de las demandas de los mercados nacional y extranjero, y fomentar que las empresas nacionales se vuelvan globales. Asimismo, se le concederá igual importancia a la atracción de capital extranjero, la tecnología y el personal de talento.
El concepto de desarrollo abierto fue planteado en el XIII Plan Quinquenal y va más allá de “abrir las puertas” al resto del mundo. Mientras tanto, nuevas perspectivas sustituirán a los puntos de vista tradicionales, obsoletos y rígidos en diferentes situaciones.
Al ser la segunda mayor economía, China se vincula estrecha y profundamente con el mundo en todos sus aspectos. En estos días, el concepto de desarrollo abierto es mejor comprendido desde una perspectiva de “integración”. El concepto de cooperación ganar-ganar está muy enfatizado en China, mientras el país transforma su enfoque de “apertura y aprendizaje del mundo” por uno de “respaldo al desarrollo del mundo”.
Éxitos iniciales
El año pasado, China y el mundo en general cosecharon frutos tempranos en virtud de la estrategia de desarrollo abierto.
En 2015, China estabilizó su comercio exterior, ajustó su sistema de devolución de impuestos de exportación y las tarifas aplicadas en el proceso de importación y exportación, simplificó los procedimientos administrativos para facilitar el comercio y fue testigo de cambios positivos en su estructura de exportaciones. El país también redujo a la mitad el número de industrias en las que se restringe la inversión extranjera.
El uso real del capital extranjero de China alcanzó los 126.300 millones de dólares, un 5,6 % más respecto al año anterior, y su inversión no financiera saliente llegó a los 118.000 millones de dólares, un incremento del 14,7 %. Además, tres nuevas Zonas de Libre Comercio (ZLC) se construyeron en Guangdong, Tianjin y Fujian, sobre la base de la exitosa experiencia de la ZLC de Shanghai. La cooperación global en la capacidad de producción se ha acelerado y hubo avances en la globalización de las industrias de los trenes de alta velocidad y de la energía nuclear del país.
Ese mismo año, China contribuyó con alrededor del 30 % al crecimiento económico mundial y dio un impulso constante a la estabilidad y reforma del sistema financiero mundial. Asimismo, el yuan (RMB) fue incluido en la cesta de derechos especiales de giro del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) fue establecido oficialmente y la Fundación de la Ruta de la Seda de China comenzó sus operaciones.
China ha firmado tratados de libre comercio con Corea del Sur y Australia, mientras que con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSEA) selló un acuerdo para reforzar su zona de libre comercio. De este modo, el país ha tenido un progreso sustancial en las negociaciones para una Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés). Además, China suscribió acuerdos de cooperación con más de 20 países en el marco de la iniciativa de “Una Franja y Una Ruta”. La cooperación en materia de capacidad productiva se amplió a varios países de Asia, África, América Latina y Europa.
El país se ha esforzado por ofrecer productos públicos al mundo. Por ejemplo, en 2015 China ha hecho todo lo posible para facilitar que todas las partes lleguen a un acuerdo amplio y equilibrado en la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas en París. Además, se estableció con la ONU un fondo para la paz y el desarrollo y un fondo de cooperación Sur-Sur. China jugó también un papel vital y constructivo en la lucha contra el ébola y las zonas afectadas por la piratería, así como en los temas de Afganistán, Irán y Siria.
Beneficios para el país y el mundo
El desarrollo abierto generará nuevas oportunidades y beneficios para China y el mundo en general.
En primer lugar, traerá consigo más oportunidades para que China mejore su estrategia de apertura de una manera completa y sistemática. El número y la capacidad de los puertos fronterizazos serán ampliados y mejorados. La construcción de infraestructura será promovida y otras medidas facilitarán el comercio y la inversión, todo lo cual significará mayores oportunidades de negocio. Por ejemplo, el comercio de procesamiento, antes concentrado en el este de China, ha comenzado a trasladarse a las regiones central y occidental del país, y muestra una tendencia hacia la cadena industrial de media y alta gama. La estructura de la tasa de descuento a las exportaciones será optimizada, la escala de seguros de crédito a la exportación a corto plazo será ampliada, y el comercio electrónico piloto transfronterizo será expandido, solo por nombrar algunos beneficios.
En segundo lugar, más sectores se abrirán, mientras que más instituciones y el sistema en sí se inclinarán hacia la innovación. De esta manera habrá un mayor acceso al mercado bancario, de seguros, de valores y de pensiones. Al mismo tiempo, el país se viene esforzando por fomentar un mejor entorno legal y un ambiente de inversión más equitativo, transparente y previsible. Los sectores de inversión extranjera que estén sujetos a aprobaciones serán reducidos, y se llevarán a cabo innovaciones en los sistemas administrativos de las zonas de desarrollo y modelos de apertura en las regiones del interior y fronterizas del país. Las industrias manufactureras y de servicios se abrirán más al exterior, y se ofrecerá un proceso simplificado para las empresas con inversión extranjera que busquen hacer negocios en China. Se deben crear nuevos clusters industriales orientados a la exportación. Además, China acelerará el lanzamiento de la estrategia de Zonas de Libre Comercio (ZLC) y ampliará las zonas francas piloto en áreas más extensas del país. Asimismo, negociará activamente y suscribirá el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP). Mientras tanto, se acelerarán las conversaciones para un libre comercio entre China, Japón y Corea del Sur, se promoverán las negociaciones para acuerdos de inversión con Estados Unidos y la Unión Europea, y se mejorará la investigación estratégica conjunta sobre el Área de Libre Comercio Asia-Pacífico.
En tercer lugar, la iniciativa de “Una Franja y Una Ruta” generará nuevas oportunidades. La filosofía de desarrollo abierto reforzará el objetivo de la iniciativa de convertirse en un nuevo modelo global de apertura hacia Occidente y Oriente, con una conectividad tanto en la tierra como en el mar. Contando con la apertura y desarrollo regional del país y con la colaboración económica internacional, China implementará un corredor económico terrestre y una plataforma de cooperación marítima para profundizar los intercambios comerciales, culturales y de comunicación. Junto con los demás países participantes de la iniciativa, China establecerá un mecanismo para ampliar la cooperación y los canales logísticos transfronterizos a gran escala. Se promoverá también la creación de zonas fronterizas y transfronterizas de cooperación económica, y zonas de cooperación económica y comercial con el exterior. Una mayor capacidad de producción permitirá profundizar la colaboración en equipos, tecnología y servicios, todo lo cual beneficiará a los países ubicados a lo largo de la Franja y la Ruta. Al mismo tiempo, se esperan medidas que respalden las políticas fiscales y tributarias. China también pondrá en marcha un fondo de cooperación en yuanes (RMB) en el extranjero y potenciará los fondos de cooperación en capacidad de producción.
En cuarto lugar, el desarrollo abierto permitirá el crecimiento conjunto y la apertura de la parte continental de China, Hong Kong, Macao y Taiwan. Hablando francamente, la integración de la parte continental de China y las otras tres regiones en el sistema económico mundial se encuentran en ritmos diferentes. Ventajas como las de sus similares antecedentes culturales, la proximidad geográfica y sus estrechos vínculos económicos están aún por ser evidentes. La estrategia de desarrollo abierto permitirá tanto desbloquear como complementar las potencialidades de una y otra parte e incrementará las ventajas en un contexto de recesión económica mundial, lo que fortalecerá la transición económica y la actualización en su conjunto.
Por último, pero no menos importante, el desarrollo abierto hará que China participe activamente en la gobernanza económica mundial y asuma sus responsabilidades y deberes dentro de la comunidad internacional. El país se ha comprometido a reducir sus emisiones de carbono y el mundo es testigo de su accionar al respecto. China reconoce, además, que su progreso en las últimas cuatro décadas es atribuible tanto a sus esfuerzos como al ímpetu adquirido desde el sistema económico mundial. La defensa de una estrategia de desarrollo abierto hará que el país sea aún más activo en la gobernanza económica mundial. Su arduo trabajo y sincera voluntad de desarrollo conjunto con otros países, a fin de mejorar la gobernanza económica mundial, han podido ser constatados en la cumbre de la APEC 2014, y será el punto destacado de la cumbre del G-20 que se celebrará en Hangzhou en septiembre próximo. Como país responsable, China es consciente de su deber de ofrecer ayuda externa y de contribuir a la seguridad internacional.
El presidente de China, Xi Jinping, ha señalado que la reforma y apertura del país será siempre un proceso en curso. China avanza por la ruta de la apertura y se integra al mundo a través de una política abierta cada vez más profunda y siempre en expansión. Hace casi cuatro décadas fuimos testigos de cuánto había avanzado el mundo, por lo que se dispuso adoptar una política de apertura que cambiara nuestra situación de atraso. Los chinos residentes en aldeas, pueblos y ciudades comenzaron con productos simples hechos a mano, y ahora se han aventurado en el comercio y la manufactura internacional. Por otro lado, la generación más joven ha tomado una mayor conciencia sobre la moda y disfruta de las tendencias del extranjero. Hoy en día, los ciudadanos y los productos de China se han vuelto globales, mientras el mundo comparte las mercancías, los productos culturales y la experiencia de desarrollo de China. En lugar de verse como una unidad separada del mundo, China se está convirtiendo en parte de él.
Muchos caminos conducen a una comunidad de futuro compartido para toda la humanidad. Pero el camino del desarrollo abierto es probablemente el más ancho.
*Kou Liyan es investigador asociado en el Centro de Estudios del Mundo Contemporáneo de China.