Para este año se esperan 17 millones de nuevos diagnósticos de cáncer en todo el mundo, incidencia que crece por el aumento de la esperanza de vida. Se estima que dentro de poco el cáncer será la primera causa de muerte de mujeres en los países desarrollados, de la misma manera en que ya lo es de los hombres.

Sin embargo se pueden reducir las posibilidades de tener cáncer con prevención. El oncólogo José Ramón Germà Lluch explica en su libro Los siete pilares anticáncer qué hacer para reducir esas probabilidades de padecer la temida enfermedad.

1. El primer pilar se basa en la buena alimentación. La dieta mediterránea es la más adecuada para prevenir el cáncer: hacer cinco comidas al día, mucha verdura, con una pieza de fruta a mediodía y otra por la tarde para regular la insulina.

2. Otro gran pilar consiste en dejar de fumar.

3. También es muy importante el diagnóstico precoz mediante chequeos médicos, pues con una temprana detección pueden curarse hasta el 90% de los cánceres.

4. La vacunación también tiene una gran importancia para evitar las infecciones asociadas.

5. La genética tiene una gran importancia en el cáncer, así que, si los progenitores padecieron cáncer, los chequeos deberían empezar 10 años antes de la edad a la que lo padeció.

6. Hay que evitar la obesidad y el sedentarismo, haciendo 40 minutos de ejercicio diarios.

7. Además, hay que tomar el sol correctamente, poniéndose la crema 15 minutos antes de la exposición, y elegirla en función del tipo de piel y del índice ultravioleta diario; no lo mira nadie, pero viene en la información meteorológica de todos los periódicos. Si te bañas, tienes que ponértela de nuevo, y también cuando haya pasado una hora. Los niños van aparte: deben cubrirse con tela la piel si van a jugar horas en la arena, sobre todo los más blancos.

Siguiendo estos pasos podemos reducir entre un 35% y un 40% las posibilidades de padecer cáncer. Cunado se adopta uno de estos factores, la incidencia de tener un cáncer disminuye en un 13%, con otro un 17%, luego un 20%, un 23% y con cinco un 30%.

Este es el cuarto libro de Lluch y explica que decidió continuar escribiendo porque, tras publicar su primer libro recibió una carta de alguien que había leído el primero y que ya no pensaba en suicidarse por tener un cáncer. Con aquello se dio cuenta de que la gente necesita una guía sencilla sobre esta enfermedad.

Pero no todos los tipos de cáncer pueden prevenirse al mismo nivel. Hasta hace poco no sabíamos que el 20% de los cánceres tienen un origen infeccioso, lo que significa que puede crearse algún tipo de vacuna para ellos. Por ejemplo, la vacuna de la Hepatitis B sorprendió al descubrirse que también trataba el cáncer hepático.

El mayor problema son los cánceres por alteraciones genéticas de base, los llamados hereditarios, que suponen el 10% del total y sobre los que no podemos incidir de forma muy clara. Los chequeos periódicos tienen una gran importancia para el control de este tipo de cánceres. Los cánceres hereditarios pueden ser más agresivos, pero su tratamiento es más específico y responden mejor. Si motivas a las familias que lo tienen, puedes hacer un tratamiento preciso o cirugía preventiva como la de Angelina Jolie: tenía una probabilidad de más del 80% de desarrollar cáncer de mama y más del 50% de ovario, pero ahora morirá de cualquier otra cosa.

Otro punto importante del libro es el capítulo entero que dedica a huir del estrés. Hoy en día vivimos en un mundo en el cual el tempo no existe. Es difícil poder dedicarse, aunque sea un rato, al arte de no hacer nada. Por eso es recomendable seguir la regla de los tres ochos: ocho horas para dormir, ocho para trabajar y ocho de ocio. No hay que seguirla a rajatabla, pero sí es importante dedicar el suficiente tiempo a descansar y utilizar el tiempo de ocio en hacer cosas, no solamente quedarnos pegados frente a pantallas.

También explica que la OMS se ha excedido en su relación de las carnes rojas y procesadas con el cáncer. Tomar carne roja o procesada una vez a la semana no tiene nada de malo, puede incluso ser beneficioso. Lo malo radica en hacerlo cinco veces a la semana. Sabemos que las frutas y verduras son mejores para alimentarnos, seguidas de las carnes blancas y los pescados, sin olvidar el aceite de oliva, pero de vez en cuando hay que consumir esas carnes.

Fumar, por su parte, tiene un gran impacto en nuestras posibilidades de acabar con un cáncer. Un ejemplo: si fumamos 20 cigarrillos al día y a cada uno le damos 20 caladas, estamos haciendo 400 impactos diarios de droga en nuestros cuerpos. No podemos imaginarnos ninguna otra drogas que nadie consuma 400 veces al día, lo que crea una fortísima adicción. Hay que supera el miedo a volver a caer en el tabaquismo, pues algunos nunca lo abandonan porque creen que caerán de nuevo, pero cada cigarrillo cuenta.

A pesar de todo esto, Lluch considera utópica una cura universal contra el cáncer, una dolencia tan diferente en cada uno de sus casos. Sin embargo, hace 30 años sólo se curaban el 32% de los cánceres y hoy en día se curan el 60%, lo que indica que vamos por buen camino. Lo que supondría un gran avance es poder teñir las células tumorales, indica, pues eso indicaría al cirujano exactamente dónde empieza y dónde acaba el tumor.

Fuente: http://www.huffingtonpost.es/2016/02/01/dia-cancer_n_9130630.html?utm_hp_ref=spain