Un equipo de antropólogos ha presenciado un asesinato coordinado entre orangutanes en la isla de Borneo. Es la primera vez que se observa algo así.

El incidente se produjo entre Kondor, una orangutana joven que había perdido a su cría hacía unas semanas y Sidony, una hembra mayor y poco sociable. Antes de este momento las dos orangutanas ya habían tenido enfrentamientos: en una ocasión Sidony había golpeado y mordido a Konos porque esta se había acercado a su hija de siete años.

Una semana antes del ataque, Kondor había sido vista con un macho llamado Ekko. El día de la pelea, Kondor y Ekko se encontraron con Sidony. Ekko examinó sexualmente a Sidony pero terminó regresando con Kondor para aparearse con ella.

Cuando Sidony se alejaba, Kondor interrumpió las actividades sexuales con Ekko y la atacó. Ekko se sumó al ataque, y mientras uno de la sujetaba, el otro la golpeaba, igual que en una pelea humana con superioridad numérica. Ekko, con sus colmillos largos de macho, infligió las heridas más graves.

Guapo, otro macho, apareció para proteger a Sidony, pero la orangutana ya ha estaba gravemente herida y murió dos semanas después.

Los orangutanes son relativamente solitarios. Las hembras y los machos casi nunca interactúan a menos que sea tiempo de aparearse. No existen precedentes de un caso en el que las hembras utilicen a los machos como matones o guardaespaldas, ni encaja en el patrón de comportamiento de estos animales.