El sensor del bikini mide la radiación ultravioleta y transmite la información al teléfono móvil o a una tableta, donde una aplicación la analiza en función de los datos sobre el tipo de piel de la persona y el nivel de bronceado que desea.
Con esta información la aplicación emite una "alerta de protector solar", que también puede ser enviada al teléfono de un tercero, para que éste se encargue de esparcir la crema.
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