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spanish.china.org.cn | 11. 06. 2015 | Editor: Claudia Leng | [A A A] |
Un poco antes de las siete de la mañana, la gente, vestida de blanco, ataviada con el pañuelo rojo de las fiestas y portando el vino para la contienda, se encamina hacia los Riscos de Bilibio, bien andando, en remolques arrastrados por tractores o en vehículos particulares.
Una vez arriba, se empieza a arrojar el vino usando botas, botellas, sulfatadoras, calderos, pistolas de agua y todo lo imaginable que pueda albergar líquido.
Mientras se libra esta batalla, alrededor de las ocho y media o nueve dependiendo de años, el regidor síndico de la ciudad, quien simbólicamente tiene el mando durante las fiestas, abre comitiva a caballo hasta llegar a la ermita de San Felices de Bilibio, donde tras colocar el pendón en lo más alto de las peñas se celebra una misa. Al término de ésta se dispara un cohete, dando inicio oficialmente la batalla del vino, comenzando las charangas a animar a la multitud que se reúne en las campas bajo la ermita.