
Otra de las imágenes que ha quedado para el recuerdo es la de Joan Crawford recibiendo en la cama su Oscar por su papel de Mildred Pierce en Alma en suplicio, en 1946. Días antes de la ceremonia notificó que no podía acudir debido a que debía guardar reposo. Todavía hoy son muchos los que se preguntan si realmente estaba enferma o si fue una estrategia para que el jurado de la Academia se compadeciera de ella y la votaran, ya que jamás había ganado un Oscar. Dicen que pasó toda la noche abrazada a la estatuilla...