Miembros del Comité del Pueblo Chino para la Defensa de la Paz Mundial, encabezados por el literato Guo Muoruo,
reciben a la delegación mexicana encabezada por el ex presidente Lázaro Cárdenas.

En este entorno de amor y de amistad, diplomáticos de ambos países no han desaprovechado la oportunidad de hacer partícipe a la prensa de la impetuosidad que ambos mandatarios y sus ministros han generado tras tres visitas en menos de 6 meses, al tiempo que han destacado la fecunda gama de oportunidades que existen entre las dos economías emergentes.

Y oportunidades habrá, no cabe la menor duda, más en un contexto en el que, por un lado, el senado de México ha aprobado una reforma energética que permite la participación del sector privado en la exploración y explotación de hidrocarburos, y en el que, por otro lado, la Tercera Sesión Plenaria del XVIII Comité Central del Partido Comunista de China, ha anunciado la profundización de la reforma económica en el país, proceso que ofrece nuevas y numerosas oportunidades de negocio a empresas extranjeras.

Es en este contexto histórico, con las variables que sus dirigentes han definido, que un aprovechamiento eficaz del actual ímpetu bilateral, aunado al despliegue de políticas coherentes a favor del interés de ambas naciones, cambiará indudablemente la retórica triunfalista de la prensa en torno a las proyecciones de la relación, y dará pauta a un discurso ecuánime que refleje una relación basada en la igualdad, el respeto y el beneficio compartido.