Niños robados en China: la lucha de los padres contra la indiferencia policial

(SPANISH.CHINA.ORG.CN)- “En aquel entonces, solamente me dijeron que siguiera buscando” dice Yuan Cheng, dando una larga calada a su cigarrillo. Sentado en el piso de barro de su hogar en la provincia de Hebei, a unas horas al norte de Beijing, el granjero habla acerca del poco interés que la policía mostró cuando su hijo Xueyu, de 15 años, desapareció de una construcción en Zhengzhou en 2007.

Seis años después, Yuan dice que la policía finalmente admitió que hubo una serie de secuestros de menores de edad en el área al momento de la desaparición de su hijo. Pero cuando acudió a ellos, dos días después de que Xueyu se desvaneciera, los policías le dijeron: “Siga buscando usted mismo y hablaremos de nuevo en algunos días”.

Cientos de miles de niños son secuestrados cada año en China para ser vendidos en adopción, vivir en las calles, realizar trabajo forzado y prostitución.

El horror que enfrentan los padres cuyos hijos son robados es puesto de manifiesto en los medios chinos e internacionales cada que existe un caso particularmente perturbador. Recientemente, la policía arrestó a una doctora en la provincia de Shaanxi, por su participación en el robo de bebés recién nacidos a quienes posteriormente vendía. La investigación de las autoridades consiguió rastrear a algunos de los niños desaparecidos y reunirlos con sus padres.

Pero ése es un final feliz inusual en un país en donde los padres dicen que deben pelear tanto en contra de la indiferencia de la policía, como contra los traficantes, en su lucha para encontrar a los niños.

En 2011, la policía china rescató 8,660 niños secuestrados, pero es posible que por lo menos el doble de ese número hayan sido raptados. China no divulga cifras oficiales relacionadas con el tráfico de menores, así que los cálculos se basan en el número de informes de desapariciones infantiles publicados en línea por los padres y de los rescates de niños hechos cada año.

Las estimaciones van desde los 10,000 secuestros al año hasta 70,000. La mayoría de los padres que pierden a sus hijos tienen muy pocas posibilidades de volver a verlos.

A nivel nacional, China se toma muy seriamente los secuestros infantiles. Tiene un equipo nacional anti secuestros que investiga y se infiltra en las redes de tráfico y con frecuencia se llevan a cabo campañas en contra de los secuestros para alentar a los ciudadanos a informar cualquier cosa sospechosa. Pero a nivel local, en donde se harán los primeros y vitales informes cuando un niño desaparece, los padres dicen que a la policía simplemente no parece importarle.

“La tarde que informamos sobre su desaparición, salieron y patrullaron un poco, después de eso no los volvimos a ver buscándola”dice Zhu Cuifang, cuya hija de 12 años, Lei Xiaoxia, desapareció en 2011. La policía tampoco revisó los vídeos de las cámaras de seguridad de su escuela ni entrevistó a ninguno de sus compañeros de la escuela.

Los críticos dicen que la lenta reacción de la policía local juega en beneficio de los traficantes. Las redes organizadas significan que un niño raptado puede ser llevado a miles de kilómetros, pasando por numerosas manos en los primeros días.

Pi Yijun, un profesor del Instituto de Justicia Criminal en la Universidad de Ciencias Políticas y Derecho de China, dice: “Un problema importante es que cuando un niño se pierde, los padres van y hablan con la policía y la policía necesita considerar si el niño se ha perdido o si ha sido secuestrado”.

“Actualmente, en las leyes chinas, necesitan estar desaparecidos durante 24 horas para ser señalados como ausentes o secuestrados, pero esas 24 horas también son el tiempo más vital- así que existe un conflicto importante. ¿Cómo puedes juzgar rápidamente si un niño se ha perdido o si se está escondiendo como parte de una broma o si realmente ha sido secuestrado? Esto es un serio problema”.

Con frecuencia, este es un problema que nunca se resuelve completamente. En las zonas rurales y las periferias de las ciudades, en donde viven los trabajadores inmigrantes, no es tan difícil obtener niños, añade Pi.

La política de hijo único de China ha creado un ambiente en el cual encontrar un comprador para un niño rara vez es difícil; siempre hay padres en algún sitio que desean un hijo varón que los mantenga cuando sean ancianos, pero no quieren pagar las multas impuestas por los hijos adicionales sólo para terminar teniendo más hijas.

Los secuestros infantiles son tan comunes en China que incluso cuando un menor robado le cuenta a otras personas lo que ha sucedido, en ocasiones no se hace nada.

Wang Qingshun fue secuestrado y vendido a padres “adoptivos” en los años 80. La pareja que lo compró ya tenía dos hijas y pensó que sería más sencillo comprar un hijo que seguir intentando tener uno de forma natural.

Mientras crecía, Wang dijo a sus vecinos que había sido secuestrado y que la gente con la que vivía no eran en realidad sus padres. Pero, no lo reportaron a la policía sino hasta pasada una década.

En tanto que las historias individuales de los niños robados alcanzan los titulares brevemente y después se desvanecen, los padres nunca cesan de buscar. Muchos dicen que están gastando miles de dólares buscando, sin ayuda, a sus hijos, luchando para hacer conciencia acerca de casos que nunca serán resueltos.

En los seis años que Yuan Cheng ha estado en busca de su hijo, ha ayudado a rescatar a otros niños que han sido secuestrados y vendidos para realizar trabajos forzados, pero aún no ha encontrado a Xueyu.

Zhu Cuifang y su esposo, Lei Yong, tampoco han encontrado a Xiaoxia. Aún así continúan adelante, pues tal como dice Zhu “si no podemos encontrar a nuestra hija, la vida no tiene sentido”.

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