Con la construcción de la presa de las Tres Gargantas, la parte inferior de la ciudad antigua de Fengdu quedó sumergida, pero la parte por encima de la puerta del Infierno ha sobrevivido.
Ataúdes colgantes
A lo largo de la garganta de Qutang, los viajeros podrán ver varios ataúdes colgados en las paredes de los precipicios, fijados en estacas, en cuevas naturales o artificiales a 100 metros sobre el río.
Esta práctica funeraria era ejercida por algunas minorías étnicas, como los Ba, que creían que la altura protegía los restos terrenales, proporcionaba tranquilidad y bendiciones celestiales. La práctica también puso a salvo algunos cuerpos de ser tomados por animales salvajes.
Hay registros de esta práctica que datan de hace ya más de 2.000 años y la práctica está documentada también en otras provincias chinas y hasta en Filipinas e Indonesia. La leyenda dice que estos ataúdes están acompañados por tesoros, una leyenda que, hasta ahora, no se ha corroborado.
La forma en que los ataúdes se colocaban en lugares tan poco accesibles es ya de por sí todo un misterio.