De algún modo pedimos un montón de carne, vegetales y piel de tofu extra y además una cerveza. Pensamos que hemos comido como cerdos, pero la gente local nos deja muy atrás avergonzándonos. Hombres de negocio en traje, acarameladas parejas en una cita, y hombres de todo tipo han comido sin parar desde el momento en que entramos hasta que nos fuimos. No sabemos dónde se lo han metido.
La cazuela está llena de hermosos grandes trozos de cordero con hueso. Nos llevó una buena hora saborearlos. No hay nada como un subidón de proteínas de cerdo para hacerte sentir en casa a miles de kilómetros de distancia.