La tradición se ha mantenido viva hasta tiempos recientes. A medida que el transporte en barco por el río fue dejando de ser una necesidad para los lugareños y se desarrollaban otras vías de comunicación, la actividad de los arrastradores empezó a ser poco necesaria y en la década de 1980 ya quedaban muy pocos de ellos en activo.
Sin embargo, los turistas sustituyeron por curiosidad, diversión y ocio lo que antes era pura necesidad. Los arrastradores pasaron a empujar barcos para regocijo de los turistas, que acudían a la zona por sus impresionantes y bellos paisajes naturales y, por supuesto, para contemplar a los arrastradores desnudos en plena faena.
Hasta que en el año 2000, las autoridades del lugar consideraron que la desnudez de estos hombres podría resultar ofensiva para algunos visitantes, mujeres y niños. Por ello, decretaron que los arrastradores debían realizar su trabajo parcialmente vestidos.
El resultado de tal decisión fue los viajeros dejaron de sentirse atraídos por los arrastradores y el turismo en el valle del Shennong comenzó a disminuir significativamente en los últimos años.
Por ello, para salvar el sector turístico de la región, las autoridades han dado ahora marcha atrás y permitirán a estos hombres trabajar desnudos otra vez. Con una particularidad: algunos de ellos ahora son actores que ‘actúan’ como arrastradores para revivir esta tradición a lo largo del río Yangtsé y atraer visitantes.
Algunas voces han protestado por lo que consideran una falta de respeto hacia la dignidad de los trabajadores en favor del desarrollo económico. No obstante, los arrastradores –actores o no- seguirán tirando de las embarcaciones desnudos por las aguas del Shennong, bajo la atenta y curiosa mirada –quizá algo ‘voyeurista’- de los viajeros.