La pintura que usaban las mujeres en el pasado es diferente a la de nuestros días. En el pasado, muchas tinturas eran preparadas por las propias mujeres. El principal material de la pintura era la impaciencia, un tipo de planta muy corrosiva. Las mujeres debían macerar una y otra vez sus flores y dejarlas en un bol, al que añadían luego un poco de alumbre. La tintura obtenida mediante este proceso se podía emplear para pintar las uñas.
Para usar la pintura primero hay que limpiar bien las uñas, luego cortar un hilo de seda del tamaño de la uña y sumergirlo en el jugo de la flor. Después que el hilo ha absorbido suficiente pintura, se frota cuidadosamente sobre la uña y entonces se mantienen las uñas envueltas en tiras de tela toda la noche. Si no fuera suficiente con una sola introducción del hilo de seda en la tintura, se puede volver a sumergir, dos, tres, cuatro y cinco veces consecutivamente. Cuando el proceso ha sido completado, las uñas adquieren un color de mucho brillo que perdura no pocos meses. Sin embargo, muchas mujeres del campo no pintaban sus uñas de esta forma, sino que por lo general restregaban directamente la flor sobre sus uñas y dejaban que estas se secaran sin prisa.