Primero, usaron efectos especiales como la animación y la pirotecnia y sistemas más elaborados para la creación de escenarios más realistas e intrigantes.
En segundo lugar, el argumento de las historias se hizo más complicado. En lugar de confiar en las historias tradicionales, los productores comenzaron a escribir nuevos guiones que pudieran atraer a la audiencia joven. Junto a ello, comenzaron a enriquecer las características de los personajes. Ningún hombre es perfecto, incluso el protagonista Su Huan Zhen tiene sus defectos. Esto hizo los rasgos más próximos a la vida real y la vida íntima de la audiencia.
Por último, los rostros de los muñecos comenzaron a reflejar su personalidad. En el espectáculo tradicional, el color de la cara de un muñeco mostraba su carácter fundamental. Un rostro rojo representa la honestidad y la lealtad; el negro, a un individuo tosco e ingenuo; y el verde un alma siniestra e intrigante. Como en la sociedad tradicional, el vestuario indica la posición social. Mandarines y burguesía llevaban bordados preciosos, con símbolos como flores, aves y animales que diferenciaban su posición. Pero ahora, al público le resulta más difícil distinguir las diferencias entre el bien y el mal solo por su apariencia exterior. Un hombre bien parecido puede representar al mal, mientras uno feo puede ser una buena persona.