Para intensificar un bombardeo, Da Vinci también diseñó un arma grande, compuesta por carcasas redondas, una máquina de hierro y un cosido dentro de una cubierta flexible. Una vez disparado, esta invención estallaría en muchos fragmentos que se esparcirían, con lo que podría tener un alcance e impacto más amplio que un cañón de una sola bala.