La mayor parte de las palabras que describen Colombia son negativas: droga, violencia, secuestros, subdesarrollo, fracaso de la educación, incompetencia del Gobierno y corrupción. Estas impresiones, derivadas de la situación de la década de los 80 y 90 del siglo pasado, han venido influyendo en la reputación del país sudamericano en todo el mundo. La gente siente miedo ante el nombre de Colombia.
Andando por las calles del país sudamericano, sorprende descubrir edificios públicos hermosos, aun cuando estén en barrios bajos. Los diseños e instalaciones creativos parecen ajenos al entorno cercano, pero el Gobierno quiere hacer saber a los pobres que no son olvidados pese a la pobreza. Este sentido de que “se presta atención” reduce considerablemente la tasa de delincuencia de la ciudad. Por otra parte, también favorece a los jóvenes para que mejoren sus cualidades personales. En los destinos turísticos se ven muchos voluntarios, quienes muestran a los turistas las diferentes zonas de las localidades y el cambio de las ciudades, entre los cuales hay muchos adolescentes. Ellos son justamente los beneficiarios del cambio. Cuando se le pregunta a alguien por una dirección, puede que incluso le acompañen hasta el sitio al que desea ir.
De acuerdo con el plan del año 2032, Colombia pondrá el énfasis comercial en la meta de desarrollo a nivel mundial en la competencia regional. El Gobierno, elegido por el 70% de la población, se comprometió a traer al país un constante y fuerte impulso para el desarrollo económico. Además, creará más oportunidades de empleo, ofrecerá esperanzas a millones de personas que todavía viven con escasos recursos económicos y saldrá totalmente de la sombra de la violencia y la droga. Obviamente será un combate largo.
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