Varios minutos después de salir del centro de Xi’an hacia el este, se contemplan las formas del monte Lishan. Al norte de Lishan, en medio de densos bosques, se encuentra el mundialmente famoso Museo de los Guerreros de Terracota del Emperador Qin.

Antes del descubrimiento de las fosas, éste era un lugar desierto lleno de piedras, frecuentado por lobos. Sin embargo, actualmente se ha convertido en uno de los más conocidos destinos turísticos de China y el más famoso de Xi´an, la antigua capital imperial .

En la primavera de 1974, los campesinos de la aldea de Xiyang, en la comarca de Litong, se encontraban arando la tierra cuando salió a la luz una cabeza de terracota. Este simple hecho fue el inicio de una de las más grandes epopeyas de la arqueología mundial. En verano del mismo año, acudieron los arqueólogos y empezaron la excavación. En otoño, el Consejo de Estado de China decidió construir el Museo de los Guerreros de Terracota, justamente sobre las ruinas de las fosas, con el fin de mostrar los objetos excavados al mismo tiempo que seguía el trabajo, una decisión que no estuvo (ni está) exenta de polémica.