En 37 años desde la abdicación del último emperador de la dinastía Qing hasta vísperas de la fundación de la Nueva China en 1949, la ópera Kunqu vivió su mayor declive debido a los constantes desastres naturales y humanos. Mucha gente desde dentro intentó con mucho esfuerzo cambiar la tendencia, pero tuvo poco éxito. Durante los años en los que la gente vivió en miseria, los que se dedicaban a la ópera Kunqu no podían si no sentirse impotentes cuando ésta estaba desfalleciendo, hasta la fundación de la Nueva China.