Como el arquitecto de las políticas
de reforma y apertura de China, el difunto líder chino, Deng
Xiaoping, contribuyó en gran medida al comportamiento estable del
país en los últimos 25 años.
Cuando Deng volvió al poder después
de la caótica Revolución Cultural (1966-1976), China tenía un
producto interior bruto (PIB) per cápita de menos de 250 dólares
USA. La idea de que "cuanto más pobre fuese un país, más
revolucionario era" y otras malas políticas económicas llevaron a
China al borde del colapso. Deng desbloqueó la China fuertemente
ideológica y declaró "la pobreza no es socialismo", y puso así una
sólida base para las actuales políticas de reforma y apertura y las
teorías sobre la construcción de las modernizaciones.
"Deng desempeñó un papel histórico
en el cambio de mentalidad del pueblo chino", señaló Wen Xianyuan,
un experto en teorías de Deng. Al igual que en la idea plasmada en
el famoso dicho "cruzar el río pasando por encima de las piedras",
Deng y sus colegas comenzaron una ambiciosa reforma económica de
las zonas rurales, hogar de unos 800 millones de personas.
Alquilaron las tierras de cultivo
estatales a los campesinos, y encendieron el deseo de los
campesinos de incrementar la producción y enriquecerse. Mientras
tanto, muchos campesinos chinos comenzaron sus propios negocios y
muchos de ellos consiguieron "los primeros barriles de oro" que
después se convirtieron en negocios multimillonarios en las dos
décadas siguientes.
Además de sus reformas rurales, Deng
realizó el gesto político más inspirado de su carrera política en
1980 con la creación de cuatro zonas económicas especiales. Con
políticas preferenciales sin precedentes y poderes para la toma de
decisiones, Shenzhen y otras zonas económicas especiales no sólo
lucharon con éxito por su supervivencia, sino que también se
convirtieron en modelos para otras localidades chinas y países que
atravesaban importantes transformaciones económicas.
Desde 1980 a 2003, la ciudad del
"boom" económico, Shenzhen, registró un crecimiento anual medio del
28.3 por ciento y unos ingresos tributarios totales de 46,700
millones de yuanes (5,650 millones de dólares USA). El antiguo
pueblo pesquero ahora se sitúa en el cuarto puesto en el PIB entre
las ciudades chinas, tras Shanghai, Beijing y Guangzhou.
"Shenzhen es uno de los trabajos más
apasionados de Deng Xiaoping", declaró Su Dongbin, un profesor de
economía de la Universidad de Shenzhen. Mientras guiaba a China en
el viaje hacia "la economía de mercado socialista", Deng también
inició reformas políticas con las que eliminó el puesto de por vida
para los altos funcionarios del Partido y del gobierno, e introdujo
un sistema de jubilación para prevenir la idolatración y asegurar
una suave transición del poder político entre las distintas
generaciones. Deng encontró un camino para el desarrollo ajustado a
las condiciones específicas de China que todavía influye en las
actuales reformas del país siete años después de su
fallecimiento.
"El espíritu innovador y pragmático
continuará beneficiando a China en los próximos años", dijo Wen
Xianyuan, experto en teoría de Deng. Laurance Brahm, un conocido
experto en temas relacionados con China, declaró a Xinhua que el
legado más precioso de Deng está en su espíritu pragmático, que
"será muy útil para China en el futuro ".
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