Los ataúdes, de entre 2,5 y 2,8 metros de longitud y 0,5 metros de ancho, se encontraban uno junto a otro de forma ordenada y están siendo transportados a un almacén cercano para mantenerlos en un entorno de temperatura y humedad controladas.
Los arqueólogos todavía deben de determinar las identidades de los cadáveres, las causas de la muerte, la fecha de enterramiento y las razones para una sepultura tan poblada, señaló Fan Changsheng, director del Instituto Provincial de Arqueología de Jiangxi.
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