Xu Xuejiang, la persona que ha revelado el número de víctimas del terremoto, recientemente ha contado como ha hecho pública la historia de las 240 mil muertes, cifra mantenida en secreto durante tres décadas. Xu considera su experiencia todavía relevante para la China de hoy, que acaba de redactar un anteproyecto de ley dirigido a los oficiales locales que ocultan las cifras de víctimas y a los medios que informan incorrectamente sobre desastres, accidentes y otras catástrofes. El devastador terremoto Tangshan que conmovió a la provincia de Hebei, en el norte de China, hace 30 años, acompañaba salvajes conjeturas y rumores debido a la información no oficial disponible sobre lo que había ocurrido y como la gente había muerto. En noviembre de 1979, Xu entonces periodista de la agencia de noticias Xinhua y posterior promocionado como redactor jefe, oyó inesperadamente detalles sobre el terremoto durante el encuentro inaugural de la Sociedad Sismológica de China celebrada en Dalian, una ciudad portuaria de la provincia nororiental de Liaoning. Fue la primera vez que se disponía de datos autorizados sobre el terremoto Tangshan. “Ha sido una gran historia que el país y el mundo han estado esperando. Sentí que tenía que utilizar cada recurso posible para llevarlo hasta el público”, afirmó Xu.Rápidamente redactó un informe y lo presentó al secretario general del encuentro, y al oficial de la Agencia Estatal de Sismología para realizar más comprobaciones. “El terremoto ocurrió hace más de 30 años. Ha habido demasiados rumores porque los datos no oficiales todavía no se han revelado. Los medios de comunicación de Hong Kong anunciaron que las víctimas mortales ascendían a más de 700 mil. Es mejor decir la verdad que encubrirla”, manifestó Xu, intentando persuadir al secretario general de estar de acuerdo con su informe. “Este encuentro es una buena oportunidad. Si las noticias proceden de una conferencia sobre sismología parece más natural que un repentino anuncio oficial y esto significa que no hay explicación sobre un aplazamiento necesario de tres años”, persuadió Xu. Aunque es demasiado tarde, Xu tuvo que razonar con el oficial sobre la importancia del tiempo en el informe de noticias. “Debe ser publicado hoy, porque si se retrasa perderá mucho impacto”. “No se trata de un desastre causado por el hombre, y las muertes no tienen relación directa con el gobierno”, insistió Xu. El secretario general, finalmente convencido, no buscó más instrucciones por parte de oficiales de alto rango y aprobó la historia para su publicación por Xinhua. La historia conmocionó al país y generó severas críticas. Algunos departamentos gubernamentales discutieron con Xinhua, afirmando que no se debería “divulgar un secreto de estado”. Xinhua, sin embargo, apoyó firmemente la cobertura de Xu. Xu explicó que, en el 30 aniversario del terremoto, debemos mirar atrás y considerar esta inusual experiencia. “Espero que tanto el gobierno como los medios aprendan la lección de este caso y en el futuro mejoren la cobertura de los grandes desastres y otras catástrofes”, expresó. Informar acerca de muertes ocurridas en calamidades naturales solía ser un tabú para los oficiales del gobierno. Los analistas creen que durante el proyectado período de economía de principios de la década de los 50 a finales de los 70, el gobierno temía que exponiendo los datos de las muertes podría deslustrar su imagen, que el público culpara al gobierno o se desencadenara una confusión social. Sin embargo el brote del Síndrome Respiratorio Agudo Aevero (SARS) del año 2003, y en particular el despido del alcalde de Beijing y el ministro de salud que habían encubierto el número de muertes durante la crisis, ha hecho que el gobierno se haya vuelto más transparente. El último mes de septiembre, la Administración Estatal para la Protección de los Secretos de Estado y el Ministerio de Asuntos Civiles declararon conjuntamente que el número de muertes en desastres naturales y la información relacionada no son más secretos de estado. “La sociedad está progresando”, subrayó Xu, añadiendo que el gobierno ha establecido ahora conceptos como “apertura”, “transparencia” y “la gente primero” como sus nuevos principios de gobierno. (28/07/2006, CIIC) |