Mientras la comunidad internacional
sigue de cerca la propagación de la gripe aviaria en Asia del Este
y la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los expertos de
diversos países están estudiando e investigando el proceso de la
producción del virus de esta enfermedad contagiosa, un artículo
reciente de la revista británica New Scientist arguyó que China es
el “lugar de origen”, que estalló hace un año en este país, pero
que el Gobierno chino “ocultó la epidemia”. Los chinos estamos
perplejos ante esta falsa información y nos preguntamos ¿cuál es el
propósito con que la dio esa revista?
Con respecto a dicho rumor, la
vocera Zhang Qiyue del Ministerio de Relaciones Exteriores de China
señaló en su respuesta a un reportero: “Esta aseveración es
incorrecta de punta a cabo, carece de todo fundamento, desacata la
ciencia y es irresponsable”. Por su parte, un funcionario de la OMS
opinó que semejante comentario es demasiado temerario y dijo:
“Esperamos que las partes asuman una actitud científica para
abordar la epidemia que está ocurriendo, que es la gripe aviar”.
Pero después de todo, una revista de ciencia debería tener una pose
científica.
Ahora bien, ¿por qué decimos que la
revista New Scientist ha desechado la actitud científica en este
asunto?
Primero que todo, es que la gripe de
ave lleva ya más de cien años de existencia, ha sido un tema al que
se han dedicado durante largo tiempo los científicos de muchos
países, y se están estudiando sin cesar el modo de propalación y
las medidas de prevención y tratamiento. Por consiguiente, se
precisa de una enorme cantidad de trabajos de investigación y
experimentos y pruebas suficientes antes de poder conocer los
canales de producción de la epidemia actual y el lugar donde se
originó.
Segundo, la gripe de ave es una de
las enfermedades epidémicas, pero las cuales no reconocen fronteras
nacionales. Hasta ahora se la ha descubierto en varios países y
regiones de Asia, los cuales no tienen diferencias mayores en
cuanto a las condiciones naturales y los modos de agricultura y
cría de aves y animales. Debido a ello, la gente está lejos de
tener en claro dónde se originó y de quién pasó a quién.
Tercero, de hecho no es China donde
se detectó el primer caso de la epidemia ahora en propagación. En
China se descubrió el primer caso no antes del 23 de enero de este
año en Long’an, región autónoma de Guangxi, el cual fue verificado
oficialmente cuatro días después, mucho más tarde que los casos
producidos en los países y regiones adyacentes.
Cuarto, hasta la fecha ninguna
entidad de investigación científica de autoridad ha salido con
hechos y evidencias para demostrar que China es el lugar de origen,
ni organismo internacional de autoridad alguno la ha declarado como
tal.
Y en cuanto al alegato de que la
gripe de ave se produjo en China hace un año y de que este país
ocultó la verdad adrede, incluso es una mera invención de los
hechos para difamar a China.
A raíz del síndrome respiratorio
agudo y grave ocurrido el año pasado, China siempre ha adoptado el
enfoque abierto, transparente y altamente responsable en materia de
las epidemias contagiosas, y hasta ahora ha continuado informando a
diario sobre las epidemias al público de dentro y fuera del país a
través de los medios de comunicación y a la OMS respetando los
hechos. China no tiene la necesidad de ocultar nada de la epidemia
de la gripe aviaria. Ocultar los hechos no es el estilo de trabajo
del Gobierno chino ni el deseo de su pueblo.
La gripe aviar es un grave incidente
de la salud pública, que atañe a la salud y el bienestar del pueblo
chino y los demás pueblos del mundo. A juzgar por las medidas
tomadas desde la aparición del primer caso en Long’an, Guangxi, no
cabe duda de que el Gobierno chino atribuye suma importancia a este
asunto. Sus dirigentes han impartido muchas instrucciones,
exigiendo a los diversos departamentos y localidades apoyarse en la
ciencia, la ley y las masas populares para tomar medidas de
prevención a objeto de poner la epidemia bajo firme control.
Impedir la propagación de la gripe
aviar es una importante tarea con que se enfrenta no sólo China
sino también la comunidad internacional. Nos asiste la razón para
creer que China, unida con los otros países del planeta, trabajará
con toda energía para eliminar esta enfermedad contagiosa que
amenaza a la especie humana.
(02/02/2004, CIIC)
|