Uno de los usuarios comentó que hace un par de años dictaba un curso en una escuela ghanesa que a diferencia de la mayoría contaba con una sala de computación. Sin embargo, la instalación servía de poco porque el servicio eléctrico solo estaba disponible una cuarta parte del día.
El graduado en artes visuales utilizó su formación para poner en marcha su inusual técnica que ha traído consigo donaciones, pero que refleja una cruda realidad; el poco o nulo acceso a las nuevas tecnologías en los centros de educación básica en su país.